La gran estrella se fue. Kawhi Leonard decidió marcharse a casa, a su casa, a California, de mano de los Clippers, y Toronto se quedó sin su gran líder para defender la corona de la NBA la próxima temporada.
Duro, muy duro de aceptar, pero la reacción de la franquicia ha resultado ejemplar, empezando por su entrenador jefe, Nick Nurse, un técnico capaz de ganar un anillo en su año de debut.
Nurse explicó este fin de semana que Kawhi le envió un mensaje de texto al móvil con su decisión: "Me voy a casa". Y el técnico le respondió: "Has cambiado muchas vidas por lo que has logrado en Toronto. La mía en especial". Esa gratitud queda. Y la felicidad de haber conseguido un objetivo que parecía inalcanzable.
Decepción en Nurse por no poder defender el título con las armas adecuadas, pero también comprensión hacia Leonard: "Creo que no se puede culpar a un hombre por querer irse a su casa".
"Creo que todos sabíamos que era una situación que podría suceder", reconoció Nurse, que afirmó que Toronto ha hecho todo lo que estaba en su mano para mantener a Kawhi en sus filas, para seguir contando con una estrella deportiva, pero también con "una gran persona".
Al final, Leonard no se quedó en Raptors y tampoco se fue a Lakers. Decidió unirse a Clippers junto a Paul George para intentar lograr su tercer título con un tercer equipo. Esta vez en su casa.