"Y si en momentos lloro un poquito es de felicidad". Palabras de Manu Ginóbili dirigiéndose a sus 3 hijos, palabras que resumen una ceremonia plagada de emociones, frase que empaqueta un momento de suma felicidad vivido entre los suyos.
Esos suyos son muchos: su familia, los que fueron sus compañeros, sus entrenadores, sus directivos, sus aficionados, sus... de Estados Unidos, de Argentina, del mundo. Anoche estaban todos. Todos alrededor de Ginóbili en el día en el que los Spurs retiraron su camiseta, en la noche en la que el 20 de Manu se elevó a los cielos quedando alojado junto al techo del AT&T Center, lejos del alcance de los mortales.
La noche fue especial de principio a fin. En los prolegómenos del Spurs-Cavs Michelle Leclercq cantó el himno nacional de Argentina (¡en un partido de la NBA!) y el presidente argentino, Mauricio Macri, envió un mensaje a Ginóbili desde los videomarcadores del pabellón, un pabellón en el que había cerca de 1.000 aficionados argentinos.
Los jugadores de Spurs calentaron con camisetas en las que se podía leer "¡Gracias Manu!" y DeMar DeRozan jugó con unas zapatillas que eran un homenaje a Manu y a la Generación Dorada, unas zapas celestes, blancas y doradas que daba gusto ver.
En el descanso, 7 jugadores de la Generación Dorada (5 de ellos ex de la NBA) contaron anécdotas de Ginóbili desde la pista, hablando en español. Todo un hito. Los Spurs están hechos de otra pasta.
San Antonio ganó 116-110 a Cleveland para dar paso a la gran ceremonia. Y ahí las emociones estuvieron a flor de piel.
En la pista sentados... R.C. Buford (general manager de Spurs), Tim Duncan (exjugador), Gregg Popovich (entrenador), Fabricio Oberto (ex de Spurs y de Argentina) y Tony Parker (jugador de Hornets y ex de Spurs). También la mujer de Manu, Many Oroño, y sus 3 hijos, a esos a los que se dirigió con mimo su padre para que no pensaran que llorar implica estar triste.
El primer discurso correspondió al siempre divertido Parker, con su dominio de la escena, una escena en cuyo fondo estaban los 4 trofeos de campeón de la NBA ganados por Ginóbili.
Luego le tocó a Oberto, que terminó con una frase enorme en español: "Gracias por hacerme mejor, gracias por hacernos mejores".
Popovich tuvo palabras maravillosas hacia su expupilo hasta hacerle casi llorar y Duncan estuvo realmente divertido.
Tiempo después para un vídeo espectacular en el que se intercalaba una larga declaración de Ginóbili en blanco y negro, gritos en el pabellón de "Olé, olé, olé, olé, Manu, Manu, Manu..." y momento para Ginóbili, micrófono en mano, que nos dejó un discurso largo plagado de emociones, lleno de humanidad.
Declaración de amor a su esposa, agradecimiento a la paciencia de sus hijos, recuerdo maravillosamente sentimental dirigido a su mamá Raquel y a su papá Yuyo... palabras ahora en inglés, ahora en español... público volcado con el héroe.
Y fue entonces, tras el discurso, cuando una música épica dio paso al momento de desvelar la camiseta colgada ya en lo alto del pabellón. A Manu no se le sostenía el semblante. Normal. Todo resultaba increíble. Pero todo había sucedido.