Portland Trail Blazers ganó 148-144 a Brooklyn Nets tras la disputa de 2 prórrogas, pero el ambiente en el vestuario local al final del partido parecía más el de un velatorio, como si el equipo hubiera perdido un partido importante.
No era para menos, porque lo que se había vivido en el segundo tiempo extra no fue nada agradable.
Lesión grave de Jusuf Nurkic, que estaba siendo la estrella del partido, ya que en el momento de su lesión atesoraba 32 puntos, 16 rebotes, 4 tapones y 5 asistencias.
Pues bien, toda esa alegría, toda esa grandeza, se convirtió en pesadilla cuando faltando algo más de 2 minutos para el final de la segunda prolongación Nurkic saltó a por un rebote. Su aterrizaje dejó helado a todos los que se encontraban en el Moda Center. La pierna izquierda del jugador se quebró de forma horrible.
El estado de la pierna y los gestos de dolor del jugador no auguraban nada bueno y así fue: fractura de tibia y peroné.
Nada más sufrir la lesión los jugadores se alejaron de Nurkic horrorizados. Unos con las manos en la cabeza, otros tapándose el rostro, los más evitando la mirada, alejándose de una situación que heló el ambiente caliente del pabellón. El rostro del técnico Terry Stotts era un poema, Damian Lillard parecía desolado sentado en la mesa de anotadores, Enes Kanter adoptaba una postura de plegaria en la banda...
Un ejército de médicos rodeó a Nurkic, y poco a poco fueron acercándose compañeros al lugar, también Stotts. El pabellón empezó a reaccionar con gritos de “Jusuf Nurkic, Jusuf Nurkic...”, y una vez atendido por los servicios médicos el jugador fue retirado en camilla camino de un hospital de Portland.
“Se me encogió el estómago”, reconoció Damian Lillard, que dijo que le había recordado a la grave lesión sufrida por Paul George con Estados Unidos en 2014. “Es devastador”, aseguró Terry Stotts.
Portland pierde así a un jugador clave cuando se acercan los playoffs. Nurkic promediaba 15,6 puntos, 10,4 rebotes y 1,4 tapones en los 74 partidos que había disputado esta temporada, siendo titular indiscutible y pieza esencial en el juego interior del equipo, que afortunadamente fichó avanzada la temporada a Enes Kanter.