Emocionante. No hay otra palabra para describir el regreso de Derrick Rose a su vieja guarida, un United Center que en el pasado le recibió como rival con abucheos y que esta vez, en su segundo regreso a Chicago como rival, le acogió con los brazos abiertos.
Resulta emocionante ver el físico y rendimiento actuales de Rose y cómo ese buen rendimiento se transformó anoche en cariño. La grada gritando en el cuarto final "MVP, MVP..." al último MVP que vistió la camiseta de Bulls, allá por 2011.
Merecido tenía los cánticos, porque Rose lideró el triunfo de Minnesota en Chicago (94-119) con 24 puntos, 8 asistencias y buenos porcentajes de tiro. Buena muestra de su nuevo físico es que jugó 38 minutos a gran nivel y que promedia 18,7 puntos en 31 partidos jugando prácticamente 30 minutos por juego.
Fueron 7 temporadas en Chicago en las que conoció el éxito arrollador y la desgracia más dura. El público, que llenaba el pabellón, tuvo ojos para él de agradecimiento y de alegría por su nuevo estrellato, diferente al anterior, pero a fin de cuentas estrellato a su modo, con otra versión.
El regreso de Rose a Chicago eclipsó el partidazo de Karl-Anthony Towns, que estuvo brutal en la primera parte con 15 puntos y 13 rebotes, una primera parte que resultó decisiva con su parcial de 37-60.
Towns terminó el encuentro con su primer doble 20 de la temporada al sumar 20 puntos y 20 rebotes, que aderezó con 4 asistencias, en la victoria de su equipo. Maravillosa contribución del dominicano.