LeBron James jugó lesionado los 3 últimos partidos de las Finales. El jugador lo ha confesado en rueda de prensa. Después de caer ante los Warriors por 4-0. James sufrió la lesión tras el primer partido. En un momento en el que la frustración le llevó a perder el control.
Todo sucedió tras la primera derrota: 124-114 en la prórroga. James entró en los vestuarios y la emprendió con una pizarra. Estaba frustrado, muy enfadado. Le dio un puñetazo a esa pizarra. Y se lesionó la mano derecha. Su mano de tiro.
El jugador se sometió a un par de resonancias magnéticas. Estas revelaron que tenía una contusión ósea en la mano. Fuera de las cámaras llevó un protector en la mano. Pero no se lo puso ni en los entrenamientos ni en los partidos. Para no dar una señal de debilidad a su rival.
Lo cierto es que el rendimiento de James fue notable con la mano dañada. Pero quedó lejos de la brutal actuación que tuvo en el primer juego.
En ese primer partido hizo 51 puntos, 8 rebotes y 8 asistencias.
No bajó de 23 puntos en ninguno de los 3 siguientes. Incluso llegó a hacer un triple-doble en el tercero. Promedió con la mano lesionada 28,3 puntos, 10,7 asistencias y 8,7 rebotes. Metió el 49,2% de sus tiros de campo. Tuvo un pobre 27,3% en triple. Y un 81,5 en libres. Estadísticas increíbles para tener la mano de tiro dañada.
Sin embargo, todos eso queda ya atrás. Ahora, los focos están en su futuro. Habrá que ver dónde juega LeBron la próxima temporada. Parece descartado que siga en Cleveland.