LeBron James ya está en su territorio, en ese territorio en el que se siente cómodo y feliz, en el ámbito en el que se decide todo. El de Akron accedió anoche a sus décimas Finales de la Conferencia Este, 6 jugando con Cleveland Cavaliers y 4 con Miami Heat. Solo perdió una vez.
Tremendo ese 8-1 que atesora hasta la fecha James en finales de conferencia. El nivel competitivo del jugador y sus equipos resultan espectaculares. Son muchos años sin bajarse de la elite más elite de la NBA. De hecho, LeBron suma ya 8 finales de conferencia consecutivas habiendo ganado las 7 anteriores.
Esta vez, Cleveland venció 4-0 a Toronto con un LeBron brutal. Año a año resulta más dominante y ese grado de dominio crece en los playoffs.
En la presente postemporada, James promedia 34,3 puntos, 9,4 rebotes, 9 asistencias y 1,5 robos en 11 partidos, metiendo el 55% de sus tiros y jugando 41,4 minutos de media. Tiene 33 años, pero nadie lo diría. Porque su físico sigue creciendo y su techo sigue siendo un misterio.
De la semifinal ante Raptors nos quedará en la retina ese tiro ganador sobre la bocina en el tercer partido, un lanzamiento preñado de complicaciones que LeBron resolvió con una sencillez abrumadora.
Poco importa que los Cavs hicieran una temporada decepcionante al acabar cuartos en el Este con 50 victorias. Llegado el momento de la verdad vuelven a estar ahí. Impulsados por un LeBron James infinito.