Clint Capela sigue subiendo peldaños en una escalera que no se sabe hasta dónde le conducirá, aunque todo apunta a que llegará muy alto. El joven jugador de los Rockets, de 23 años, empieza a mostrar un poderío impropio de su edad, un poderío que anoche se tradujo en el primer doble 20 de su carrera NBA.
Houston ganó 130-104 a Denver con 28 puntos, 11 asistencias, 7 rebotes y 5 triples de James Harden en 27 minutos de juego. Números espectaculares para la estrella local. Pero por encima de todo, los ojos de los aficionados se posaron en Capela, en el partidazo de Capela.
El pívot de los Rockets sumó 23 puntos y 25 rebotes (récord personal en la NBA) en menos de 30 minutos de juego (estuvo 29 en pista).
Nadie tan joven había logrado en los Rockets al menos 23 puntos y 25 rebotes en un partido desde que lo consiguiera Hakeem Olajuwon en 1985. En aquel partido, el mítico Olajuwon, hecho un chaval, se fue a 30 puntos y 25 rebotes. Pero esa es otra historia.