LeBron James destapó el tarro de las esencias, su más genuino lado salvaje, para rescatar del infierno a los Cavs firmando una actuación memorable, un partido que solo está al alcance de los más grandes. Victoria de Cleveland en Washington por 122-130.
Los Cavaliers venían de sufrir 4 derrotas consecutivas. Las críticas al equipo y a su entrenador, Tyronn Lue, empezaban a ser generalizadas, pero llegó LeBron y en una noche galáctica hizo olvidar todo.
Los números hablan por sí solos: ¡¡¡57 puntos, 11 rebotes, 7 asistencias, 3 robos y 2 tapones!!! Con un 23 de 34 en el tiro de campo (con 2 triples) y un 9 de 9 en libres. Sencillamente magistral. Hizo lo que quiso y cuando quiso.
LeBron empata la mejor marca anotadora de la historia de la franquicia de los Cavaliers, que poseía hasta ahora en solitario Kyrie Irving desde 2015.
Se trata de la mejor marca encestadora en la NBA este curso y de la segunda en la carrera de LeBron James, solo superada por los 61 puntos que metió el 3 de marzo de 2014. Además, LeBron se convierte en el jugador más joven de la historia en alcanzar los 29.000 puntos.
Apoyos y desapariciones
James tuvo apoyos en el equipo. Derrick Rose, por ejemplo, metió 20 puntos y Jae Crowder hizo 17, reboteó y defendió, pero el equipo jugó sin el lesionado Tristan Thompson y sufrió las grises, por no decir negras, actuaciones de Kevin Love, Dwyane Wade y J.R. Smith. Aun así ganó en una complicada cancha.
Bradley Beal lideró a Washington con 36 puntos. Además, 21 de Kelly Oubre Jr. y 13 con 15 asistencias de John Wall.