Miami Heat es una máquina de hacer baloncesto en 2017. El equipo de Erik Spoelstra ha ganado 23 de sus 28 últimos partidos y su poder en casa resulta inmenso con 15 triunfos en sus últimos 16 compromisos. Anoche ganó a Minnesota tirando mejor que nunca.
Porque Miami Heat batió su mejor marca en el tiro de campo en la presente temporada. Hizo un 59% para ganar 123-105 con una ofensiva inabordable en la que Hassan Whiteside fue un vendaval que decidió con su juego en la recta final del partido.
Los exteriores de Heat siempre encontraron a Whiteside, que acabó con 23 puntos, 14 rebotes, 3 tapones y 10 de 11 en el tiro de campo. El pívot local se hartó de hacer mates y ni siquiera le paró un golpe en el hombro derecho, susto que superó a base de volcadas.
No fue el único que brilló sobremanera en la escuadra de Florida. Estupendos los Johnson, ambos suplentes. Tyler Johnson maravilló hasta irse a 23 puntos y James Johnson sigue en una forma envidiable. Esta vez sumó 17 con 6 asistencias. Además, 19 puntos y 10 asistencias de Goran Dragic, que protagonizó un bonito duelo de bases con Ricky Rubio a pesar de seguir con un ojo amoratado.
La lesión de Waiters
Pero no todo fueron alegrías en el equipo local, ya que Miami perdió en el segundo cuarto a un hombre importante: Dion Waiters. El escolta entró a canasta y su pie derecho pisó en la caída el pie de Gorgui Dieng. El resultado fue un fuerte esguince de tobillo que le envió a los vestuarios, a los que se fue sin poder apoyar el pie, ayudado por sus compañeros.
Minnesota defendió poco, ése fue su pecado. Y en la ofensiva contó con los de siempre. Karl-Anthony Towns firmó 31 puntos y 11 rebotes, Andrew Wiggins añadió 26 tantos y Ricky Rubio firmó su cuarto partido consecutivo sin bajar de 20. Terminó el español con 20 tantos y 6 asistencias tras meter 8 de sus 14 tiros de campo, a pesar de tener problemas con las faltas. Solo Shabazz Muhammad apoyó desde el banco.