No fue un partido atractivo. Los dos equipos anduvieron errados de cara a la canasta. Pero tuvo algo especial el choque entre Detroit y Toronto. Ese algo especial fue el giro inesperado que dio el partido en sus minutos finales. Victoria visitante y notable noche de Serge Ibaka.
Los locales dominaban 72-63. A 9 minutos del final. Y ahí se apagaron. Desconexión completa en forma de parcial alucinante de 3-24. Detroit hizo solo una canasta de campo en los últimos 9 minutos. El último cuarto acabó 9-27. Victoria visitante por 75-87.
Fue un partido difícil de digerir para el espectador. Toronto ganó metiendo el 38% de sus tiros. Porque el rival estuvo ciertamente enfangado en la ofensiva. Hizo 29 de 83 en el tiro de campo. Un 35%. Y 3 de 20 en triples. Un 15%. Así no se puede ganar.
Ibaka lideró a los canadienses. Ejerció otra vez de titular. Metió 17 puntos y capturó 9 rebotes. Encestó 3 triples. Junto a él, un DeMar DeRozan romo en ataque (14 puntos). Pero generoso en el esfuerzo colectivo.
Reggie Jackson (20 puntos) fue el máximo anotador local. Andre Drummond capturó 22 rebotes. Y se quedó con un 0 de 4 en libres. No tiene solución. Pero el jugador que mejor representó el desastre fue Marcus Morris. El alero falló 12 de sus 13 tiros de campo. Noche para olvidar. La suya y la de su equipo.