El último cuarto del Mavericks-Blazers resultó vibrante, tenso, emocional... y generó un paisaje vintage que al final quedó emborronado por el acierto de C.J. McCollum. Porque el escolta de Porltand arruinó en el último segundo la resurrección de Dirk Nowitzki y rebajó la magia generada en el American Airlines Center.
El alemán metió 25 puntos y un triple potencialmente ganador que se quedó en nada. Nada que ver con su ruinosa temporada, una campaña gris en la que promedia 13,1 puntos acuciado por sus problemas físicos.
Anoche, la historia fue bien distinta. Nowitzki, que venía de encadenar partidos sin gracia, rescató parte de ese tarro de las esencias que ha ido desgranando durante 2 décadas en las pistas de medio mundo y ese tarro le dio para anotar 25 puntos, meter 4 triples, capturar 5 rebotes, poner 2 tapones, dar 3 asistencias y jugar 30 minutos sin reservas y sin pérdidas de balón con 38 años.
El momento de la verdad
También le valió para sacar lo mejor de sí en los momentos cruciales, como si el tiempo se hubiera echado a andar hacia atrás en Dallas.
Porque el alemán anotó 2 triples en el minuto final, el segundo, un triple potencialmente ganador que puso el 113-112 para Dallas a 3,9 segundos del final. Fue entonces cuando la afición de los Mavs alcanzó el verdadero éxtasis, un éxtasis que se convirtió en estupefacción y tristeza cuando C.J. McCollum enchufó el tiro ganador a 9 décimas de segundo de la conclusión para poner el definitivo 113-114.
McCollum anotó 32 puntos y lideró a su equipo junto a Damian Lillard, autor de 29. Con ellos, un firme Mason Plumlee, que terminó con 12 tantos y 15 rebotes. Eso sí, Portland tuvo una mala noticia: Evan Turner se fracturó la mano derecha en el tercer cuarto. Baja de peso.
En Dallas, además del alemán, 26 puntos de Harrison Barnes y 23 del ex de Portland Wesley Matthews.