El año 2017 ha traído una buena noticia a Alec Burks y Utah Jazz. Pero con reticencias. Porque nada de lo que rodea al tobillo izquierdo del jugador parece seguro. Burks jugó el 2 y el 5 de enero de forma tímida. Llevaba casi 9 meses sin hacerlo.
En realidad, la pesadilla comenzó en diciembre de 2015. El escolta se fracturó el tobillo izquierdo. Le dieron 6 semanas de convalecencia. Pero la realidad es que apenas pudo jugar algunos partidos. El último, el 11 de abril. Desde entonces, la nada.
En junio pasó otra vez por el quirófano. Artroscopia en el tobillo y la rodilla. La pierna izquierda en solfa. Y ya en noviembre, el día 1, otra intervención quirúrgica. De nuevo en el tobillo izquierdo. No había podido debutar en la temporada hasta el pasado 2 de enero.
Su primer partido le enfrentó a Brooklyn. Estuvo 3 minutos en cancha y se quedó en blanco. El segundo lo jugó ayer ante Toronto. Fueron 4 minutos, pero al menos hubo un poco de luz. Anotó 4 puntos y capturó 1 rebote.
Habrá que estar atentos. Y tener paciencia. Porque la vuelta de Burks a las canchas va a ser gradual hasta términos insospechados. No está su pierna izquierda para aguantar muchos minutos. Es una pena.