Miami Heat está viviendo un inicio de temporada convulso. La marcha de Dwyane Wade y la baja prácticamente definitiva de Chris Bosh han dejado al equipo con la sola referencia de Hassan Whiteside. Aunque tal vez haya tiempo o es el tiempo para que Goran Dragic reivindique sus galones.
Dragic comenzó la temporada como el equipo. Irregular en su juego, con problemas físicos que ya le han hecho perderse 5 de los 17 encuentros jugados por su equipo, Dragic no terminaba de romper. Hasta que llegó el partido ante Boston Celtics, el último disputado hasta la fecha por Heat.
Miami perdió ese partido para irse a una marca de 5-12 que pone de manifiesto la impotencia en la que está sumida la plantilla, pero Dragic elevó su juego hasta los mejores niveles que se le recordaban. Gran duelo con Isaiah Thomas y el esloveno firmando 27 puntos, 17 asistencias y solo 1 pérdida de balón en un partidazo.
Ahora, lo que se preguntan los aficionados de Heat es si el esloveno ratificará esa gran propuesta de baloncesto hoy ante Denver Nuggets.
Llamado a destacar
Dragic dio el espaldarazo en la NBA cuando en la temporada 2013-2014 promedió 20 puntos por partido con Phoenix Suns, fue elegido en el Tercer Equipo de la liga y ganó el premio de Jugador Más Mejorado. Desde entonces, ha seguido a buen nivel, pero sin alcanzar nunca aquel cénit deportivo.
Por eso, muchos creían que ésta sería su temporada. Porque no estaba Wade. Porque no estaba Bosh. Porque se habían ido secundarios de lujo. Porque el equipo tiene muchos jugadores jóvenes. Porque...
Hasta ahora promedia el base 16,3 puntos y 6,6 asistencias con un 39% desde el triple. Son números para empezar a pensar. Para creer que Dragic puede crecer en estos frágiles Heat.