Jornada muy especial. Manu Ginóbili se despidió ayer de la selección argentina tras una larga trayectoria plagada de buen juego y de éxitos. Argentina cayó en cuartos de final ante Estados Unidos. Fue el adiós de Manu a las Olimpiadas y el adiós de la Generación Dorada.
Todos los grandes de la Generación Dorada no volverán a jugar juntos con la albiceleste en un gran torneo internacional. Y Manu no volverá a enfundarse la casaca de su país. De ahí su emoción.
El seleccionador argentino, Sergio Hernández, retiró al jugador de los Spurs a 1:52 del final y la ovación fue de gala, de las grandes, de las sentidas. Al final, Argentina perdía 105-78 con 14 puntos del astro de Bahía Blanca. Y las imágenes no pudieron ser más expresivas.
Con el balón en las manos
Se pudo ver a Manu con el balón del partido entre sus manos, llevándoselo como un pequeño trofeo, como un bello recuerdo. Se vio al jugador abrazándose al ex de Spurs y Argentina Fabricio Oberto. Hubo entrevista de la NBC y minutos de intensas emociones.
Antes, había terminado el partido con abrazos a Ginóbili de sus compañeros de selección, respeto máximo de los NBA de Estados Unidos, que se dirigieron a él con mucho cariño, y locura sentida de la afición argentina que se hallaba en la grada.
"Un jugador del Salón de la Fama y un feroz competidor que como entrenador he tenido como rival en el baloncesto internacional todo el tiempo", era el halago lanzado por Mike Krzyzewski, seleccionador nacional estadounidense, a Ginóbili.
Emoción a flor de piel
Mientras, el protagonista se sentía foco cuando no quería serlo, pero era imposible que pudiera irse de puntillas de su último partido con Argentina. "Ha sido un camino asombroso", acertaba a decir con la voz quebrada y los ojos acuosos.
Y tanto. Porque Ginóbili logró 10 medallas con Argentina. Las más importantes fueron sus dos preseas olímpicas de oro y bronce en los Juegos de Atenas 2004 y Pekín 2008, el subcampeonato del mundo conseguido en Indianápolis en 2002 y las 4 medallas en torneos de FIBA Américas (2 oros, 1 plata y 1 bronce).
Todo ello para un jugador que ha ganado 4 anillos en la NBA y que fue campeón del mejor torneo europeo, la Euroliga.
Por eso, no era de extrañar el orgullo mostrado por Manu tras jugar su último partido con la albiceleste, orgullo por la larga y exitosa trayectoria, por el juego desplegado en todos estos años y, sobre todo, por la amistad y la camaradería que ha reinado siempre en el vestuario de Argentina.