Se jugaba el tercer cuarto del Warriors-Cavaliers, primer partido de las Finales de la NBA, Golden State había perdido fuelle y Cleveland se acercaba con un parcial de 7-0 hasta un amenazador 56-52. Entonces, el técnico local, Steve Kerr, pide un tiempo muerto.
El descontento de Kerr, un hombre casi siempre tranquilo, era evidente y en un momento dado hace un golpe de kárate contra su pizarra haciéndola añicos ante la sorpresa general. Una de las imágenes del arranque de las Finales.