Noche para olvidar. No hay otra forma de definir la actuación de los dos grandes anotadores de Warriors, Stephen Curry y Klay Thompson, en la contundente victoria de su equipo ante Cleveland (104-89) en el primer partido de las Finales de la NBA.
Fueron otros los importantes. Porque ni Curry ni Thompson funcionaron. Nunca estuvieron cómodos ante las defensas planteadas por Tyronn Lue. LeBron James se ocupó personalmente de intimidar físicamente de forma puntual a Curry y le funcionó. El despliegue de ayudas hizo el resto para parar el arsenal ofensivo de los Splash Brothers.
Al final del partido, el MVP de la liga sumó 11 puntos con 4 de 15 en el tiro de campo, perdió 5 balones, no lanzó tiros libres y en los 36 minutos que anduvo en cancha su equipo firmó un -1 en el marcador. Nada que ver con el +14 de Leandro Barbosa, el +17 de Draymond Green, el +20 de Shaun Livigston o el +21 de Andre Iguodala, todos ellos héroes del equipo.
Mientras, Klay Thompson aportó 9 puntos con 4 de 12 en el tiro de campo y 1 de 5 desde el triple. Tardó 17 minutos de partido en anotar sus primeros puntos. Y no metió su único triple hasta la recta final del encuentro. Solo jugó 24 minutos.
Entre los dos sumaron 20 puntos lanzando 27 veces a canasta. No se recuerda nada igual en la presente temporada.