Terminada la temporada, más de un equipo ha hecho movimientos drásticos tras el desastre. Uno de ellos es Minnesota Timberwolves. El equipo de Mineápolis prescinde de Sam Mitchell como entrenador y de Milt Newton como presidente, aunque éste continúa como general manager.
Esos dos puestos, el de entrenador y el de presidente, los ocupaba Flip Saunders antes de morir y a su muerte pasaron a manos de Mitchell, como entrenador interino, y Newton, que acaparó los puestos de general manager y presidente. Ahora toca reorganizar la situación.
Minnesota terminó la temporada anotando 144 puntos ante Pelicans, pero su campaña ha sido decepcionante. Ganar 29 partidos no parece gran cosa para un equipo muy joven, pero cargado de un enorme talento.
Ha explotado el novato Karl-Anthony Towns, ha mantenido un buen nivel Andrew Wiggins y han crecido Gorgui Dieng y Zach LaVine.
Todo ello llama al optimismo. Y el mismo propietario de los Wolves, Glen Taylor, lo tiene claro. El equipo está llamado a hacer grandes cosas y quiere que todos estos jóvenes estén liderados por las personas adecuadas en el vestuario y los despachos.