James Harden hizo un partido memorable, pero erró la entrada a canasta que hubiera dado la victoria a su equipo. Eso sí, sin él Houston Rockets jamás hubiera tenido opciones de triunfo. Ganaron los Wizards 122-123 con 8 jugadores visitantes anotando 10 o más puntos.
El juego colectivo se impuso a la genialidad individual. Porque lo de Harden fue genial: 40 puntos, 11 asistencias, 7 rebotes y 4 robos de balón. Anotó el 60% de sus tiros de campo, hizo 6 triples, no falló un solo libre (10 de 10). Alcanzó una eficiencia de 52 en 37 minutos. Simplemente brutal. Para morir en la orilla, eso sí.
Ganaron los Wizards con 4 suplentes en dobles dígitos anotadores, una suplencia que sumó 55 puntos. Aunque el más prolífico del equipo fue su base titular, John Wall, con 19 tantos y 13 asistencias.
Houston se quedó sin premio. Ni siquiera los 17 triples anotados con un acierto cercano al 50% les valieron. Tampoco los 20 puntos de Dwight Howard o los 17 con 7 rebotes de Trevor Ariza. Y el equipo se queda con un equilibrado 25-25 tras perder su últimos partidos.