Dwight Howard no es el que era. El pívot de los Rockets está completando un gris inicio de temporada. Anota como en sus peores momentos y solo el rebote le sitúa aún en la elite de la NBA en los tableros. Anoche, horrible actuación ante los Kings.
En Sacramento se vio al peor Howard del curso. Finalizó el partido, que ganaron los Kings 107-97, con solo 4 puntos y 4 rebotes en 28 minutos. Hizo un 2 de 7 en el tiro de campo y erró el único tiro libre que lanzó (¡Ya no le hacen ni faltas!). Y Houston anda con un lamentable 12-14 como balance de la temporada.
Pero ese triste rendimiento del hercúleo pívot no es una excepción. De los 20 partidos que ha jugado, en 7 no ha llegado a la decena en anotación y solo en 4 ha hecho 20 o más puntos, con 23 como tope encestador. Está en sus peores niveles ofensivos de siempre, solo a la altura de su año de novato.
Rendimiento irregular
Howard promedia 12,6 puntos, 11,6 rebotes y 1,8 tapones. Está entre los mejores reboteadores. Es su único asidero. Sigue tirando mal los libres, intimida menos que en gran parte de su carrera y no está en el foco de los sistemas ofensivos de su equipo, cuya exclusiva estrella mediática es James Harden, que le ha robado a Howard todo el protagonismo.
Lejos quedan los intentos de Howard por hacer sombra en los Lakers al mejor Kobe Bryant, lo que le costó estar solo una temporada en el equipo de Los Ángeles.
Y no es que el pívot esté ya en el ocaso de su carrera. No debería estarlo, pues tiene 30 años, la edad perfecta para estar en la cima, una edad plena de madurez. Aunque esa palabra no aparece demasiado ligada a la vida de Dwight.