Warriors, Warriors y más Warriors. Normal. Nadie había ganado sus primeros 24 partidos en una temporada. Inicio histórico de un equipo que engancha con facilidad con el aficionado dado su baloncesto alegre, cuya máxima expresión es el genial dinamismo y la célica precisión de Stephen Curry.
Pero a la sombra de los focos, agazapado, como ese gran depredador veterano que sabe esperar su momento, hay un equipo acostumbrado a ganar: San Antonio Spurs.
Los Spurs están haciendo un fantástico arranque de temporada, pero nadie habla de ellos, como casi siempre. Presentan la segunda mejor marca de la NBA con 20 victorias en 25 partidos y solo ellos y los Warriors permanecen invictos en casa (12-0 en el AT&T Center).
Pero mientras que Golden State se exhibe en ataque (100 o más puntos en sus primeros 24 partidos y un promedio en 25 de 115,3 puntos), San Antonio lo hace en defensa (88,2 puntos de media encajados tras 25 juegos).
Los primeros se mecen en el estilo 'showtime'; los segundos lo hacen en un modelo mucho más europeo. Son dos baloncestos bien distintos. El de los californianos, buscando el juego dinámico de los más bajos; el de los texanos, con una estructura clásica que incluye 2 hombres altos. Una idea clásica que parece en declive en la NBA.
Viendo los números, no es que Warriors lance muchísimo más a canasta que Spurs (86,9 tiros de campo por partido por 82,5). En lo que Golden State gana es en el lanzamiento triple (13,1 por partido con un 42,5% de acierto). Aquí no tiene rival. Y en tiros libres, ¡ya que San Antonio es el equipo que menos libres lanza de toda la liga! Tal vez porque la circulación del balón se impone en Texas al uno contra uno que tanto sobrecarga el juego en la NBA. Ambos son muy poderosos en el rebote (+4,5 Warriors en la lucha con los rivales y +6,3 Spurs). Sorprende el dato de los de Oakland.
Eso sí, la superioridad de estos 2 equipos respecto al resto, por ahora, no tiene discusión. Los de Luke Walton presentan un +13,1 en sus enfrentamientos y los de Gregg Popovich un 12,2.
Esta lluvia de datos nos deja a un equipo impresionante que ha batido records y a otro equipo impresionante del que nadie habla, a lo que contribuye, sin duda, el perfil humano que la franquicia texana siempre ha buscado en sus jugadores, un perfil que ha ido tejiendo con paciencia infinita y que ya es la marca de la franquicia.
Están hechos de otra pasta
La plantilla de San Antonio siempre ha estado hecha de otra pasta. Y cada vez más. Frente al jugador polémico, egocéntrico y egoísta, dado a fardar en un arquetípico entorno marcado por los excesos, con poca propensión a pensar, con facilidad para meterse en líos, con pocas ganas de integrarse en un sistema colectivo... los Spurs casi siempre han construido equipo con chicos tranquilos, alejados de la farándula, desprendidos en el juego, sacrificados en la pista, humildes en el ánimo. Y, eso sí, con una factura técnica exquisita.
Ése es el perfil bajo del trío formado por Tony Parker (cuya única farándula fue su esposa)-Manu Ginóbili-Tim Duncan. También lo es de la gran figura del equipo en estos días, el joven Kawhi Leonard. E igualmente define a la gran incorporación de este verano, LaMarcus Aldridge.
Mientras los medios hablaban de las posibles retiradas de Duncan, Ginóbili y Popovich, éste y el nunca suficientemente ponderado R.C Bufford se dedicaban a fabricar otro milagro estival. Había un gran objetivo posible en el mercado y además era texano. Y a por él fueron. Dicho y hecho. Trabajando en silencio, agazapados como agazapado está ahora el equipo, ese dúo mágico se hizo con Aldridge y conservó a la par todo lo que tenía. Además, llegó el veterano David West. En fin, una nueva vuelta de tuerca desde los despachos.
Ese dúo, Bufford-Popovich, es realmente un trío: Bufford-Popovich-Sevening. Porque nadie puede olvidar la importancia que en este equipo tiene su preparador físico, el gran Will Sevening, otro que parece 'eterno' en la plantilla de los Spurs.
Popovich, mientras, maneja con Sevening a la perfección los tiempos de sus estrellas 'viejas', especialmente de los incombustibles Duncan y Ginóbili. Pero es que, además, Popovich tiene a su lado un cuerpo técnico de primer orden cuyas caras más conocidas son Ettore Messina y Becky Hammon. Palabras mayores.
Un equipo que funciona como un reloj
Los Spurs suman un 12-0 en casa y un 20-5 en general. Son el equipo que menos puntos encaja (88,2) y presentan a un líder indiscutible en una plantilla plena de nombres mayúsculos. Es Kawhi Leonard, que paso a paso sigue creciendo sin que parezca tener límites.
Leonard defiende y ataca. Tiene un físico impresionante, una cabeza bien amueblada y una técnica individual bastante depurada. En los 25 juegos que ha disputado este curso promedia 20,7 puntos. Está reboteando a grandísimo nivel, está secando a su par cada noche y presenta unos porcentajes de tiro de infarto que nada tienen que envidiar a los de Stephen Curry. Es un All-Star indiscutible y una estrella de la liga de la que apenas se habla.
Por detrás, un Aldridge que ha sabido adaptarse rápidamente a su nuevo rol. Estos Spurs no le piden que se la juegue a todas horas como hacía en Portland. Se le exige compromiso, aportación y dar un paso adelante cuando sea necesario. Sin estridencias. Con inteligencia. Cargado de paciencia. Y está cumpliendo. Promedia 15,7 tantos y 8,8 rebotes. Y se siente feliz ganando.
Este par de jugadores ha permitido que Parker, Ginóbili y Duncan puedan aparecer en un tercer plano. Ninguno de ellos juega más de 27 minutos. Especialmente efectivo se muestra Manu, que promedia 11,1 puntos en solo 20 minutos de acción. El equipo gana y ellos no se exprimen.
Pero es que tras ese arsenal, tras ese repóker de jugadores, podemos ver a Boris Diaw, Danny Green, David West, Patty Mills... casi nada.
San Antonio lleva un balance de 6-1 en diciembre y... ¡5 de esas 6 victorias han llegado por diferencias de 20 o más puntos! Sin ir más lejos, 83-103 ante Memphis y 78-103 ante Atlanta, 2 equipos de cuidado que tienen a San Antonio como espejo en el que mirarse. Sin olvidar los 51 puntos de ventaja, también como visitantes, obtenidos ante los inexistentes Sixers (68-119). Van como un tiro en este final de año los chicos de Popovich.
Los focos seguirán posados en Warriors, sin olvidar, claro está, a LeBron James y sus Cavs, pero agazapado tras el árbol está un equipo aspirante a todo: estos maravillosos Spurs. Porque se trata de un depredador elegante que casi nunca falla. Que nadie lo olvide.