Los Rockets acababan de despedir a Kevin McHale y se enfrentaban a Portland bajo la dirección en la banda de J.B. Bickerstaff, pero todo apuntaba a que volverían a perder. El equipo estuvo 3 cuartos por debajo del 30% de acierto en el tiro y llegó a la recta final perdiendo 96-99. Entonces, surgió el milagro.
Contraataque a la desesperada, James Harden, que acabó con 45 puntos y 11 asistencias, le pasa la bola a Corey Brewer y éste anota un triple a la carrera apoyado en una sola pierna cuando restan 0,9 segundos. Triple milagroso para empatar a 99 y forzar una prórroga que llevaría a la victoria de Houston por 108-103.