Noche cargada de emociones para Pau Gasol en California. El jugador de los Bulls visitaba por primera vez la cancha de los Lakers tras su marcha a Chicago y las emociones se desataron sobre la pista antes de que comenzara el partido, lo que provocó, según dijo después el propio Pau, que le fuera difícil entrar en el encuentro. "Me costó mucho centrarme en el partido", reconoció el de Sant Boi.
No es de extrañar. Para empezar, los Lakers repartieron camisetas amarillas conmemorando la vuelta del hijo pródigo. En ellas se podía leer, "Thanks, Pau (Gracias, Pau)". Y es que la franquicia y la afición no podían olvidar el paso de Gasol por su vida. Los números hablan de su importancia: 6 años y medio en Lakers, 429 partidos, 7.610 puntos, 4.240 rebotes, 1.508 asistencias, 607 tapones, 3 All-Star, 3 Finales y 2 anillos.
Con una parte de la grada vestida con el amarillo de esa camiseta, los Lakers emitieron por el videomarcador un vídeo de homenaje a Pau con sus mejores jugadas con el equipo. Tras el vídeo, el jugador español tuvo que salir al centro de la pista para agradecer la gran ovación que le tributó su antigua afición.
A ello se unió la visita inesperada de Kobe Bryant, que está convaleciente de su muy reciente operación de hombro. Kobe se acercó al Staples única y exclusivamente para saludar a su amigo y ex compañero. Fue un corto pero emotivo reencuentro y Bryant se fue sin ver el partido para poder seguir así con su rehabilitación. "No me esperaba la visita de Kobe... es un gran gesto de amistad que quisiera venir", dijo el jugador de los Bulls.
Un partido extraño
Con todos estos prolegómenos, no es extraño que Gasol protagonizara un inicio de encuentro muy frío. Lo malo para los Bulls es que sus compañeros también hicieron un partido gélido hasta que se vieron al final entre la espada y la pared.
En ese final, Bulls remontó hasta forzar 2 prórrogas y Pau Gasol brilló. Hizo el palmeo que llevó el encuentro a la primera prórroga y aportó a los Bulls en la derrota 20 puntos, 10 rebotes 4 tapones y 6 asistencias.
Tras el encuentro, el ala-pívot catalán se mostraba aturdido aún por el recibimiento. "Es como volver a casa, me sentí abrumado".