Afortunadamente, todo ha quedado en un susto, en una lesión sin importancia, en un leve esguince de tobillo. Pero es cierto que todas las alarmas saltaron en el final del segundo cuarto cuando todos vimos a Kevin Durant en el suelo, lesionado, con todos sus compañeros alrededor.
Kevin Durant había hecho la mejor primera parte desde que es jugador de la NBA: ¡30 puntos en 19 minutos de juego con 10 de 13 en el tiro de campo, incluido un 5 de 6 desde el triple!. Había arrancado el partido metiendo sus 6 primeros tiros y anotando 16 puntos en los primeros 6 minutos del encuentro y andaba imparable en la recta final del segundo cuarto, pues venía de anotar 8 puntos en 1 minuto cuando a 2 segundos del descanso se lesionó.
Fue en una ofensiva en la que pisó el pie de Marreese Speights y se fue al suelo. Le pitaron falta en ataque, pero eso poco importaba. Lo preocupante era que se quejaba del pie derecho, el mismo que le dejó fuera de juego en los primeros 17 partidos de la temporada.
Segunda parte en blanco
No jugó en la segunda parte, pero las noticias fueron tranquilizadoras. Tan solo sufría un esguince leve de tobillo que será examinado a diario. Una exploración con rayos X dio negativo y no se sabe si podrá jugar el partido que enfrenta hoy viernes a Thunder con Lakers.
El jugador, que reconoció haber pasado algunos nervios tras caer lesionado, ya estaba jugando por encima de los 30 minutos en el programa paulatino de puesta a punto en la cancha tras recuperarse de su lesión. Y anoche, cuando se lesionó, estaba alcanzando ya ese punto indómito de juego que mostró la pasada temporada y que le llevó a ser elegido MVP.