Empiezan a surgir las primeras desavenencias en el seno de Cleveland Cavaliers al poco de comenzar la temporada. El modo de atacar del equipo y las 3 derrotas sufridas en 4 partidos no ayudan a tomarse las cosas con calma. Y la primera discusión entre LeBron James y Kyrie Irving ya ha trascendido.
Fue tras la derrota de Cleveland en Portland por 101-82, según revela ESPN. Tras el partido, cuando los jugadores ya estaban en vestuarios, hubo un intercambio de pareceres entre James e Irving a cuenta del ataque del equipo. Los Cavaliers solo habían anotado 82 tantos y LeBron James se había quedado en 11 puntos y no había anotado ni uno solo punto en la segunda parte.
LeBron no estaba contento y reprochó a Irving el modo de ordenar la ofensiva, que apenas había pasado por las manos de la superestrella del equipo tras el descanso. Tras el intercambio de opiniones, Irving se fue rápido del vestuario y no atendió a los medios de comunicación y James resultó bastante expresivo ante la prensa: "Hay muchos malos hábitos, muchos malos hábitos que se han desarrollado en el último par de años", dijo.
La conversación parecía haber sido, hasta cierto punto, sana y conveniente para el equipo. O eso parecía, porque lo que vino después, la derrota ante Utah, reveló que poco se había avanzado.
Un equipo sin movimiento de balón
Cleveland perdió ante Utah 102-100 sobre la bocina y tras el partido LeBron se mostró muy molesto. "No podemos ganar jugando de este modo", afirmó. No era para menos. El equipo había sumado 6 asistencias empatando la más baja cifra de la historia de la franquicia y había asistido solo el 20% de sus tiros (6 asistencias de 30 canastas), el porcentaje más bajo de un equipo NBA en el que haya jugado LeBron.
James tuvo más balón esta vez y metió 31 puntos, dando 4 de las 6 asistencias del equipo. Pero lo de Irving fue de traca: ¡anotó 34 puntos y dio 0 asistencias en 45 minutos!. Y es que el base titular de Cleveland nos ofrece un dato aterrador: ¡Lleva 6 cuartos sin dar un solo pase de canasta a sus compañeros!. Con estos números, no es de extrañar que las aguas bajen algo revueltas en las filas de David Blatt.