Damian Lillard ha comenzado la temporada con el punto de mira desviado. El estelar base de Portland Trail Blazers ofrece un penoso 26,8% en el tiro de campo tras disputar 3 partidos.
Ese 26,8% le sitúa como el penúltimo peor jugador de toda la NBA entre los que han lanzado lo suficiente como para entrar en la lista estadística oficial de la liga. Ocupa el puesto 144 de 145 superando tan solo a otro buen tirador que no ha empezado bien, el escolta de los Pistons Kentavious Caldwell-Pope.
No es que Lillard haya tenido un mal día, algo que podría explicar su desastre con tan pocos partidos jugados, es que el base de Portland no ha tenido aún un día certero. Abrió la campaña ante Oklahoma City con un 3 de 10, siguió con un 4 de 13 ante Sacramento y finalizó, por ahora, con un horrible 4 de 18 ante Golden State. En total, un 11 de 41 para ese 26,8%.
Ese tremendo desacierto ha provocado que el jugador haya promediado en este arranque 13,7 puntos, una discreta cifra que se afea aún más con su pobre 11,7 de eficiencia media.
Una gran trayectoria
Lillard es un jugador de hierro. Está acometiendo su tercera temporada en la NBA y nunca se ha perdido un partido. Sobre 167 partidos posibles, ha jugado 167.
En su temporada de debut fue elegido Novato del Año tras promediar 19 puntos y 6,5 asistencias y en su segunda campaña se fue a 20,7 y 5,6. Hizo un 42,9 y un 42,4% en el tiro de campo en la dos temporadas que ya dejó atrás.