No ha levantado tantas ampollas como el lío montado por Donald Sterling por sus comentarios racistas en privado. Es más, la historia está pasando bastante desapercibida a pesar de que las declaraciones de Mark Jackson, ex entrenador de los Warriors, han sido realizadas en el ámbito público.
La cuestión es que ha trascendido que Jackson vetó el fichaje de Jason Collins por Golden State y que dicho veto se basó más en criterios sexuales que deportivos. La condición homosexual del jugador le cerró las puestas del vestuario de Oakland.
Jackson afirma abiertamiente que no quiere jugadores gays en sus equipos. Y termina de arreglarlo con las palabras que aparecen en el SFBay: "Soy cristiano y sirvo a Dios... como cristiano tengo creencia de lo que es correcto y lo que es incorrecto. Dicho esto, conozco a Collins y a su familia y rezo por él".
Despedido por los Warriors
No parecen unas declaraciones afortunadas. Y menos en el ámbito en el que se movía Jackson, que era entrenador en el área de influencia de San Francisco, en la California más abierta, en el lugar de Estados Unidos donde la lucha contra la homofobia fue pionera y resultó siempre más activa.
Jackson fue despedido sorprendentemente por los Warriors después de firmar 3 buenas temporadas en el banquillo, campañas en las que ganó 121 de los 230 partidos que dirigió en temporada regular, llevando en 2 ocasiones al equipo a los playoffs.