Hubo un momento de duda cuando en el tercer cuarto Serge Ibaka tuvo que retirarse a los vestuarios. Se le había visto cojear y se pensó que no volvería a la pista, que se había resentido de su lesión muscular. Pero volvió poco después sin perder su nivel y pudo participar así en la cancha de la fiesta local del último cuarto.
Ibaka fue el elemento diferenciador en el tercer partido de las Finales del Oeste. Sin él en pista, OKC había perdido por 17 y 35 puntos de diferencia en San Antonio; con él en la cancha, Thunder inauguró su casillero en la lucha por el título del Oeste.
La recuperación milagrosa de Ibaka no lo ha sido tanto para algunos. Los Spurs, por ejemplo, defendían desde el principio que el internacional español terminaría jugando las Finales del Oeste y Gregg Popovich ya advirtió de que prepararía los partidos como si Ibaka pudiera jugar o no pudiera hacerlo, sin eliminar cualquier variante.
Lo cierto es que lo que a todos sorprendió fue su rendimiento. Ibaka fue titular, arrancó muy bien, defendió todo el partido a un gran nivel e hizo grandes números tangibles a la par que aportó muchos intangibles.
Jugó 30 minutos para hacer 15 puntos, 7 rebotes y 4 tapones. Además, metió 6 de sus 7 tiros de campo. Sin duda, fue un elemento esencial en la victoria de su equipo.