Para asegurarse de que un jugador de baloncesto no está en casa, qué mejor manera que estar viéndole jugar en directo en televisión. Eso debieron de pensar los ladrones que el pasado domingo asaltaron la casa del escolta de los Lakers Nick Young.
El jugador descubrió al llegar a su casa de Los Ángeles, tras haber disputado en el Staples Center el partido que enfrentó a su equipo con Orlando Magic, que había recibido una visita poco deseada. “Entré y vi cajones abiertos, ropas por el suelo. Sé que no lo había dejado así”, relató Young a los periodistas este lunes tras los hechos.
“Luego, miré a la ventana y vi que estaba rota. Había cristales por todo el suelo. Ahí fue cuando me di cuenta de que alguien había entrado”, contó Young que, sobre las 2 de la madrugada, llamó a la policía para denunciar los hechos aunque los investigadores, al parecer, no se presentaron en su casa hasta las 5 de la mañana, por lo que la noche resultó larga para el jugador.
Según una primera estimación, la incursión le habría salido bastante rentable a los ladrones, puesto que el valor de lo robado rondaría los 100.000 dólares, la mayor parte en ropa, zapatillas de baloncesto, entre ellas unas Nike Air Yeezy 2 Red October valoradas en 6.000 dólares, y joyas.