Víctor Claver es un cero a la izquierda en el día a día de Portland Trail Blazers. Es cierto que el internacional español está siempre con el equipo, entrena con sus compañeros y está implicado en el grupo, pero no es menos cierto que deportivamente hablando no es nadie ahora mismo en el conjunto de Oregón.
Su ostracismo se hace aún más duro al no haber sido asignado esta temporada ni una sola vez a la Liga de Desarrollo de la NBA, de modo que no juega en ningún sitio. Se puede decir que a día de hoy Víctor Claver está desaparecido en un limbo deportivo que está cortando por completo su trayectoria profesional.
Eso sí, nadie podrá culpar a su entrenador, Terry Stotts, de nada. Porque Stotts es ahora mismo en Portland un ser intocable y con toda la razón. El técnico está guiando a los Trail Blazers a una temporada de ensueño, impensable incluso para los más optimistas. Portland es el equipo de moda, la gran revelación. Y en ese marco se hace inviable que se produzcan cambios en la plantilla a no ser que lleguen lesiones que por ahora no han llegado.
4 minutos en toda la temporada
Los números de Claver son harto elocuentes esta temporada. Fundamentalmente, por su inexistencia. El español ha saltado a la pista en 3 partidos y ha jugado un total de 4 minutos cuando está cerca de cumplirse el tercer mes de competición. Y lleva 2 meses sin pisar la cancha.
Sus estadísticas totales: 0 puntos, 0 rebotes, 0 asistencias, 0 tiros lanzados... El vacío. A su lado, los 3,2 puntos y 2,9 rebotes que promedió en su temporada de novato, en la que jugó 49 partidos y 16 como titular, parecen cifras de All-Star.
La realidad contrasta con lo imaginado, con las expectativas existentes. El buen Eurobasket de Claver llevó a algunos a pecar de un optimismo desmesurado que se ha estrellado con el día a día. Y el propio Claver dijo a principios de octubre, al comienzo de la pretemporada, que esperaba gozar de más minutos en su segundo año NBA.
Pero el gran problema del español es que ni tiene tiro para ser un alero puro en la NBA, ni es poderoso en el poste para jugar como alero fuerte más cerca del aro. Anda en tierra de nadie.
Ahora, con el desastre prendido en su juego, el alero valenciano de 25 años prefiere ver la botella medio llena, aunque esté vacía: "Ha sido una sorpresa no tener minutos... pero no me voy a venir abajo por no tener minutos", dijo hace unos días.