El pívot titular de Detroit Pistons, Andre Drummond, se disfrazó ayer domingo de Hakeem Olajuwon. O al menos, hizo a su manera de 'The Dream' situándose a la vera de una gran leyenda del baloncesto.
Porque Drummond ofreció un partido brutal en la victoria de Pistons sobre Sixers. Sus números parecieron de otro tiempo: 31 puntos, 19 rebotes, 6 robos de balón y 2 tapones en 33 minutos. Todo ello con porcentajes igualmente extremos, aunque en este caso para muy bien (12 de 15 en el tiro de campo) y para muy mal (7 de 18 en los tiros libres).
Nadie había logrado acumular en un mismo partido al menos 31 puntos, 19 rebotes y 6 robos de balón desde que lo consiguiera en 1990 el citado Olajuwon.
Los Pistons vistieron ayer la camiseta con el nombre de Motor City y se puede decir, sin temor a equivocarse, que Drummond fue el motor de los motores en la Ciudad del Motor.
Esos 31 puntos, 19 rebotes y 6 recuperaciones son los récords de Drummond en la NBA en las 3 categorías, 3 mejores registros que se conjuntaron en un mismo encuentro. Y es que parece que el toque de atención que le dio su entrenador, Maurice Cheeks, ante los Lakers (le tuvo sentado en los últimos 21 minutos del partido) ha hecho reaccionar con virulencia a un jugador que es muy joven y que tiene aún un margen de mejora que asusta.