Nadie en la historia de la NBA había realizado una conjunción estadística del nivel de Kevin Love en puntos, rebotes y asistencias en los 6 primeros partidos de la competición. Pero más allá de los números están las sensaciones, la clara convicción de estar asistiendo a un arraque de temporada fantástico de un jugador que venía de andar sin jugar un partido en 9 meses.
Los números de la estrella de los Wolves son estratosféricos en las 6 primeras citas baloncestísticas que ha tenido. Promedia 27,2 puntos, 14,7 rebotes y 5 asistencias. Nadie en la historia de la NBA había promediado en los primeros 6 juegos al menos 27 puntos, 14 rebotes y 5 pases de canasta. Además, en la conjunción de puntos y rebotes, Love ya ha sumado 163 tantos y 88 capturas para convertirse en el cuarto jugador en los últimos 20 años que supera los 160 y 80 en los 6 encuentros iniciales.
De Kevin Love ya se conocía su instinto asesino en ataque y su enorme crudeza en el rebote. Y es que se trata de un jugador que aúna clase con tesón, perseverancia, lucha agónica y un gran fondo físico. Pero antes de empezar la temporada se hablaba de la necesidad de que mejorara en el pase aprovechando que absorbe mucho balón. Rick Adelman apuntaba a esa mejora, a pasar mucho desde el poste bajo, y ésa era la gran asignatura que quería aprobar Love.
Pues bien, en los 6 primeros partidos el jugador promedia 5 asistencias cuando en su mejor temporada su media se cifró en 2,5, es decir, en la mitad.
Estadísticamente, Love, que fue elegido Jugador de la Semana en el Oeste, es el auténtico rey. Lidera con claridad el capítulo de eficiencia o valoración, es el segundo máximo anotador y el mejor reboteador. Y, además, esta vez su equipo funciona. Porque los Wolves llevan 4 victorias en 6 partidos.