Por la puerta chica. Así se va Michael Beasley de Phoenix, su tercer equipo en la NBA y su tercer fracaso como jugador. El que fuera número 2 del Draft 2008 sigue sin asentarse como la estrella que se auguraba debido a su irregularidad en el juego y sus problemas extradeportivos.
Ni el comportamiento de Beasley fuera de la cancha ni su rendimiento dentro han sido los esperados, a lo que se añade su capacidad para generar turbulencias en el grupo y desequilibrar el vestuario. Todos estos puntos han hecho que los Suns hayan anunciado hoy que no cuentan con el jugador.
A Beasley le quedaban aún 2 años de contrato con salarios de 6 millones de dólares la próxima temporada y 6,25 millones, de los que sólo 3 estaban garantizados, en la campaña 2014-2015. Jugador y franquicia han llegado a un acuerdo de rescisión que permitirá a los Suns ahorrarse 2 de los 9 millones que el jugador tenía garantizados entre esta temporada y la que viene.
El jugador había firmado un contrato por 3 temporadas con la escuadra de Arizona en julio de 2012 tras dejar atrás a Minnesota Timberwolves, el único equipo con el que tuvo una temporada prometedora en la que anotó 19,2 puntos por juego. Fue en la 2010-2011 y parecía que por fin iba a despegar el talentoso jugador. No fue así.
Sin ir más lejos, el ex de Kansas State promedió la pasada temporada 10,1 puntos y 3,8 rebotes en un equipo perdedor como fueron los Suns.
En el adiós de Beasley no ha habido medias tintas. El presidente de Phoenix Suns, Lon Babby, no se ha andado por las ramas y ha venido a decir que el jugador no se encuentra al nivel de exigencia del equipo ni en lo deportivo ni en lo personal.
Beasley se queda sin equipo, si bien no debería tener problema alguno para encontrar destino porque tiene 24 años y mucho talento. Pero su luz sigue apagándose.