Chicago Bulls hizo lo que pudo y, a veces, incluso más de lo que debería haber hecho, extralimitándose en el cuerpo a cuerpo, pero lo cierto es que plantó cara hasta donde llegó su físico. LeBron James, Chris Bosh y Norris Cole lideraron el triunfo de Miami.
El equipo local tuvo que jugar otra vez con una rotación cortísima, situación que se agravó con la expulsión de Nazr Mohammed, y sintió en sus piernas el esfuerzo de playoffs y esta serie en el cuarto cuarto, un período que fue de Miami bajo el liderazgo de LeBron James, acompañado de un excelente Bosh, que se fue a 20 puntos y 19 rebotes, su mejor marca reboteadora de siempre en playoffs. Norris Cole anotó en la recta final el triple que enterró prácticamente las aspiraciones locales.
Chicago 94 Miami 104 (1-2)
Miami Heat no desaprovechó su primera oportunidad de rectificar el error del primer partido de la serie y recuperar el factor cancha perdido. Lo logró en un partido igualado en el que impuso su ley en los minutos finales con suficiencia, tanto por calidad como por físico, dado que el rival, con una cortísima rotación por las circunstancias, tuvo que emplear hasta la extenuación a sus titulares.
Bastante está haciendo Chicago con lo que tiene. El equipo de Tom Thibodeau está supliendo sus importantes bajas exprimiendo su físico, tirando de orgullo, pelea, ilusión y fortaleza mental, aunque también con algunas dosis gratuitas de violencia que no están favoreciendo su imagen.
Ejemplo de esto fueron los dos incidentes ocurridos en la recta final del primer cuarto y el inicio del segundo, incidentes que resumen cómo los Bulls intentan por momentos dejar atrás su marcada inferioridad como equipo apelando a un discurso singularmente peligroso: el de la tierra quemada.
Fueron 2 acciones inútiles, infantiles, sin sentido y producto de una competitividad mal enfocada. La primera arrancó con un tapón de Chris Andersen sobre el pequeño Nate Robinson. Ambos cayeron sobre la línea de fondo y cuando estaban en el suelo apareció Joakim Noah como maestro justiciero de la noche para empujar sin venir a cuento a Andersen. Técnica más que justificada y segundo partido consecutivo en el que el francés tiene un cortocircuito mental en un momento dado. La segunda acción punible fue mucho más grave porque dejó a Chicago con un hombre menos en unas circunstancias en las que perder a un miembro de la plantilla era una sangría.
El marcador estaba en 31-28 y restaban 9:29 para el descanso. En plena carrera, LeBron James y Nazr Mohammed tuvieron un enganchón que llevó al pívot al suelo de forma tímida por la acción de LeBron (recibió una técnica por ello). Pues bien, Mohammed, ni corto ni perezoso, le pegó un empujón sin balón a James y éste se fue al suelo. Expulsión de libro. Y la rotación de Chicago aún más mermada por culpa de la chiquillada de un jugador experto. Aunque tal vez el problema no fuera tanto de Mohammed como del concepto guerrero inculcado desde el banquillo, que está muy bien siempre que no se traspasen los límites. Porque al final del partido tanto Mohammed como Thibodeau acusaron a LeBron de flopping, una acusación que desvela que o bien tienen un serio problema ocular, o bien unos niveles de testosterona que les impiden ver la realidad. Ya pasó en el cuarto cuarto del segundo partido y al final Joakim Noah y Taj Gibson terminaron disculpándose.
Pero el partido fue mucho más que dos peleas. Porque Chicago tuvo mucho arrojo a la hora de enfrentarse a Miami en inferioridad de condiciones olvidándose del meneo recibido en el segundo partido. Esos arrestos se pueden resumir en una jugada: ¡en el tercer cuarto, Nate Robinson le puso un tapón a LeBron James!. Esa jugada resulta asombrosa, por mucho salto que tenga Robinson, y es una maravillosa anomalía que tiene su origen en la otra cara de la misma moneda: la competitividad llevada al límite en el sentido positivo.
Y de esa competitividad, garra y lucha tiraron los Bulls durante muchos minutos. Con Jimmy Butler defendiendo bien a LeBron, Carlos Boozer y Marco Belinelli acertando en ataque, espectacular el italiano, y Robinson y Noah cargados de pilas.
Mientras, Miami puso en la primera parte en acción la mejor versión de Chris Bosh (10 puntos y 10 rebotes), un notable Shane Battier y un sobresaliente Norris Cole. LeBron James andaba bien defendido y Dwyane Wade mostraba un físico no acorde con sus mejores momentos. De hecho, no tiró a canasta en los primeros 9 minutos del partido y alcanzó el descanso con 2 puntos en 17 minutos tras hacer un 1 de 1 en el tiro. A pesar de ello, el equipo de Erik Spoelstra ganaba 50-52.
Llegó el tercer cuarto y el régimen de igualdad no varió. Nate Robinson anotó un triple y un excelente contraataque para poner por delante a los locales (63-60) al inicio del cuarto y minutos después le plantó un soberano tapón a LeBron James poniendo patas arriba a la concurrencia. El United Center se venía abajo. Butler, Noah y Robinson tiraban de Chicago, mientras que en Miami mejoraban LeBron y Wade a la par que Bosh seguía dominando el rebote. Final del tercer acto con empate a 70. Llegaba el momento de la verdad.
Y en el momento de la verdad surgió la superioridad visitante con James al frente. Miami metió 34 puntos, 12 de ellos firmados por su máxima estrella. El equipo visitante, con buenos porcentajes de tiro, buena defensa y buen rendimiento de sus jugadores clave terminó ganando sin apuros.
Chicago aún se creyó con opciones cuando Belinelli metió un triple a 3 minutos del final para acortar hasta un 86-90, pero la decisión del partido vino desde 2 triples anotados desde el otro lado, el visitante. Un triple de LeBron James y otro de Norris Cole, en feliz noche, llevó el marcador hasta un 88-96 con 1:48 por jugar. Y los campeones ya no dejaron escapar tamaña ventaja.
Victoria final de Miami con 25 puntos, 8 rebotes y 7 asistencias de James, que no falló al final, 20 puntos, 19 rebotes –su récord en playoffs- y 4 asistencias de un gran Chris Bosh, que hizo daño al rival una y otra vez- y 18 tantos en 24 minutos rozando la perfección de un Norris Cole que sigue creciendo en la postemporada. Un triunfo que no precisó de buenos partidos ni de Dwyane Wade, ni de Ray Allen, lo que demuestra el poderío de Heat.
En Chicago, rotación cortísima que aún lo fue más por la chiquillada de Mohammed. Los titulares se hincharon a jugar, con 4 de ellos en 42 o más minutos y Butler otra vez en 48. Y profundo desequilibrio. El cinco inicial anotando cada uno 15 o más puntos para sumar 86 y los suplentes aportando 8 lamentables puntos. Boozer hizo 21 tantos, Butler y Robinson se fueron a 17 (el base con 6 rebotes y 7 asistencias), Belinelli sumó 16 y Noah, 15 con 11 rebotes.