Los más de 34.000 espectadores que asistieron ayer a la final regional del Medio Oeste en el Lucas Oil Stadium de Indianápolis no olvidarán fácilmente el partido Louisville-Duke, como no lo olvidará el jugador Kevin Ware, sus compañeros de equipo y sus rivales.
Ganaba 21-17 Louisville cuando el jugador de Duke Tyler Thornton buscó el triple y Kevin Ware corrió hacia él para tapar su tiro, saltó para taponar, pero no pudo evitar el triple, que ponía el 21-20 a 6:33 del descanso. Pero lo peor había llegado en el aterrizaje de la pierna derecha de Ware sobre la pista. El base suplente de los Cardinals se partió literalmente la pierna por dos partes, por la tibia y por el peroné, y acabó con la parte baja de la misma colgando y con el hueso fuera. Una imagen escalofriante.
Ware fue a caer justo al lado del banquillo de su equipo. Todos los suplentes saltaron al unísono horrorizados, casi todos giraron sus cabezas y más de uno salió corriendo. No quedó nadie en su sitio. Mientras, Tyler Thornton, el autor del triple, no quería ni mirar a Ware, estaba impactado, y la mayoría de los compañeros del lesionado lloraban desconsoladamente. Chane Behanan, amigo íntimo de Ware, estaba en mitad de la pista de rodillas con la cabeza hundida en el suelo, al lado andaba Peyton Siva, base titular de Louisville, sentado sin saber qué hacer, y un poco más allá Wayne Blackshear lloraba tan desconsoladamente que nadie era capaz de levantarle de la cancha, donde yacía tumbado.
Ante una situación tan dramática, el técnico Rick Pitino, con algunas lágrimas en los ojos, llamó a gritos a sus jugadores y les reunió. La plantilla acabó formando un corrillo en el centro de la pista, abrazada, un conciliábulo en el que se conjuraron para ganar el partido. Luego, regresaron todos a donde estaba su compañero y le brindaron todo su apoyo mientras Ware gritaba "ganad este partido por mí". Realmente, para derrumbar anímicamente a cualquiera.
Los espectadores aplaudían conmovidos. El Lucas Oil Stadium estaba con el joven neoyorquino que había visto como su pierna se partía literalmente en dos, una fractura de la que sería operado con éxito pocas horas después en el Methodist Hospital de Indianápolis aunque no se sepa aún cuánto tiempo tardará en volver a jugar.
Kevin Ware, jugador de segundo año nacido en Nueva York, había brillando en el partido anterior cuando le hizo 11 puntos a Oregon. En la presente temporada había jugado 37 partidos con 4,5 puntos en 16,6 minutos y un 40,5% de acierto desde el triple. Ahora, con su equipo, ha llegado a la Final Four. No la jugará. Pero estará en la cabeza y los corazones de todos sus compañeros, de todo el cuerpo técnico de Louisville y de toda la afición.
Imagen de la espeluznante lesión de Kevin Ware (Louisville).