Tirón de orejas en toda regla de la NBA a los colegiados que arbitraron el domingo el Clippers-Thunder y ayer lunes el Wolves-Heat. Y es que la Liga ha enmendado la plana a los árbitros: el puertorriqueño J.J.Barea no tendría que haber sido expulsado y Serge Ibaka, sí.
Ambos casos fueron muy graves porque resultaron cruciales en la definición de ambos partidos. El domingo, Ibaka fue decisivo en el minuto final poco después de que los colegiados no lo expulsaran. Y el lunes, el partido se rompió a favor de Miami Heat a raíz de la expulsión de Barea, que trastocó los ánimos y alteró el discurrir del juego.
Respecto a J.J., la NBA se ha mostrado muy clara. Jamás debió aplicársele al armador boricua una falta flagrante de tipo 2, que le llevó a vestuarios. Su flagrante 2 por la carga sobre Ray Allen se rebaja a 1, de modo que el base de Minnesota debería haber permanecido en cancha. No recibe ni sanción económica, ni suspensión deportiva.
Barea se ha mostrado satisfecho por la decisión de la NBA tras una decisión que, ya en directo, pareció profundamente injusta y completamente ilógica, más aún cuando se pitó inicialmente una flagrante 1 y fue después de ver el vídeo cuando el árbitro Ed Malloy subió el grado de 1 a 2 ante la sorpresa generalizada. El mismo Malloy que poco después le pitó una técnica a Rick Adelman y que terminó soliviantando a todo el Target Center, que vio cómo tras la expulsión de Barea su equipo encajaba un parcial de 5-17 que mató el partido.
El caso de Ibaka
El caso de Serge Ibaka en su incidente con Blake Griffin fue exactamente el contrario. A diferencia de los 8 minutos que quedaban en Mineápolis cuando fue expulsado Barea, en L.A. restaban menos de 2 minutos para el final y el partido estaba ajustadísimo cuando surgió el incidente. En la lucha por la posición para capturar un rebote, Ibaka le dio un golpe bajo, y nunca mejor dicho, a Griffin, pues le soltó un duro manotazo a la zona inguinal.
Resultó sorprendente que se señalizara una falta flagrante tipo 1, por lo que Ibaka pudo seguir en pista para terminar siendo decisivo en la victoria de OKC.
Ahora, la NBA, según ha anunciado su vicepresidente de Operaciones de Baloncesto, Stu Jackson, considera que la flagrante debía haber sido de grado 2 y tendría que haber llevado al jugador congoleño camino de los vestuarios. Por ello, se multa al internacional español con 25.000 dólares, si bien no se le suspende con partido alguno.