Estados Unidos siempre se ha diferenciado del resto del mundo en el trato que se otorga a los arbitrajes en el baloncesto. Sin embargo, esa moderación y ese trato amable habitual tiene sus excepciones y, a veces, como ocurre estos días, un contrapunto bastante curioso.
Porque las críticas arrecian sobre dos partidos. Las primeras han supuesto una sanción de 25.000 dólares aplicada al entrenador de Toronto Raptors, Dwane Casey, por sus duras críticas a los colegiados tras el partido Atlanta-Toronto, que ganaron los Hawks por 93-92.
En ese partido, DeMar DeRozan tuvo un tiro para ganar que fue taponado en el último momento con Al Horford. Parecía claro que había habido contacto de varios defensores con DeRozan, pero no se pitó nada. Casey saltó a la cancha hecho un basilisco, alterado, gritando, con los brazos en alto. Y después criticó duramente la actuación arbitral.
El segundo caso tiene que ver con el partido que jugaron anoche Golden State y Dallas y también se centra en un tapón, el que puso a 6 segundos del final Andrew Bogut a Brandan Wright con 98-97 a favor de los Warriors.
Tras esa jugada, han surgido las críticas del técnico de Dallas, Rick Carlisle, y del propietario de los Mavs, Mark Cuban, que previsiblemente serán sancionados.