La amplia jornada del viernes, compuesta por 12 partidos, dejó un parte de guerra complicado en el que sobresalen negativamente las lesiones de Anthony Davis (Hornets), Hedo Turkoglu (Magic) y Brandon Rush (Warriors).
Especialmente preocupante resulta la lesión de Rush en el Warriors-Grizzlies. Se jugaba el primer cuarto cuando el jugador entró a canasta con el camino expedito, pero se encontró con un duro manotazo de Zach Randolph a la altura de la cabeza que le desequilibró. Ese desequilibro resultó fatal, ya que Rush apoyó mal la pierna izquierda al aterrizar y se lesionó la rodilla. Por sus gestos de dolor y por como abandonó la cancha apoyado en sus compañeros, pinta mal.
Ante la dolorosa imagen de la lesión, el perjudicado ha recibido multitud de muestras de apoyo desde las redes sociales.
Mientras, Hedo Turkoglu también sufrió una lesión grave al romperse la mano izquierda en un lance del juego. El alcance de la lesión lo ha hecho oficial su equipo, Orlando Magic. El problema surgió en el tercer cuarto del Orlando-Denver y fue el lado triste de la victoria de los Magic.
La rotura de una mano suele llevar tiempo de recuperación (un precedente cercano es la fractura sufrida la pasada campaña por Manu Ginóbili). Lo positivo en este caso es que la mano lesionada no es la de tiro.
El gran novato se lesiona
Mala suerte para el número 1 del último draft, Anthony Davis, en su segundo encuentro como profesional. Y es que el ex de Kentucky se lesionó en una jugada fortuita en el segundo cuarto del Hornets-Jazz.
Esta vez, ni siquiera fue un rival el que le causó el daño. Paul Millsap entró a canasta y Austin Rivers, compañero también novato de Davis, se tragó al ala-pívot, al que no vio al tener fijada su mirada en Millsap. Como resultado del choque, Rivers golpeó la cabeza de Davis, que abandonó la pista por su propio pie algo conmocionado y ya no volvió.
New Orleans ha anunciado que el jugador no ha viajado a Chicago, donde los Hornets juegan hoy. La lesión no parece grave, pero el protocolo establecido por la NBA para estos casos exige un periodo mínimo de reposo y la superación de una batería de pruebas médicas para confirmar la completa desaparición de los síntomas asociados a una conmoción antes de que los médicos puedan autorizar la vuelta a las pistas del jugador.