Parece que el que fuera superestrella de la NBA y actual propietario de los Charlotte Bobcats, Michael Jordan, ha llegado a la conclusión de que lo mejor que puede hacer por su franquicia es no hacer nada. Eso es al menos lo que asegura un reportaje publicado por ESPN.
Según esa información, Jordan habría prometido a su equipo directivo no interferir en las decisiones deportivas y permitirles hacer su trabajo con una total libertad, manteniéndose en un segundo plano. Así, todo quedaría en manos del general manager del equipo, Rich Cho, y sus más directos colaboradores, en cooperación con el nuevo técnico del conjunto de Carolina del Norte, Mike Dunlap.
Jordan ha sido muy criticado por su labor como directivo, primero en Wizards y más tarde en Bobcats, donde fue socio minoritario antes de convertirse en 2010 en el principal accionista y ha tenido mucho peso a lo largo de los últimos años en las decisiones deportivas del equipo.
Se le achaca al ex jugador de los Bulls la autoría sobre las decisiones, entre otras, de elegir a Kwame Brown como número 1 del draft de 2001 por delante de Tyson Chandler y Pau Gasol, cuando estaba en los Wizards, y, ya en los Bobcats, a Adam Morrison con el número 3 del draft de 2006, dos selecciones muy criticadas.
Trayectoria descendente
Además, la trayectoria de los Bobcats desde que asumiera la propiedad tampoco ha sido precisamente brillante, sobre todo si tenemos en cuenta que su toma de posesión se produjo en el invierno de 2010, mediada la mejor temporada de la historia de la franquicia culminada con su único acceso a la fase final hasta el momento.
Al año siguiente, tras el primer verano de Jordan como cabeza visible de la franquicia, el equipo quedó fuera de playoffs tras sumar sólo 34 victorias y ser destituido su técnico, el veterano Larry Brown. Mucho peor fueron las cosas la temporada pasada, con un equipo descompuesto que terminó con el peor porcentaje de victorias de la historia de la NBA, un 10,6%, tras sumar sólo 7 triunfos en los 66 encuentros de una campaña recortada por los problemas laborales.
Cuando tomó las riendas de Charlotte, todos esperaban una figura tan conocida y respetada como la de Jordan ayudara a impulsar una de las franquicias más ruinosas de la liga y a facilitar el reclutamiento de jugadores de renombre, siempre reticentes a recalar en un mercado menor como el de los Bobcats.
No quiere ser otro Isiah Thomas
Ninguna de las dos cosas ha ocurrido y todas las miradas apuntan a Jordan como responsable, motivo por el cual habría decidido él mismo hacerse a un lado con la esperanza de que eso ayude a que la franquicia enderece su rumbo guiada por Cho, quien fue en su día uno de los principales colaboradores de Sam Presti a la hora de construir los actuales Thunder.
Jordan trataría así de evitar el estigma de gran jugador pero pésimo gestor que ya persigue, sin ir más lejos, a Isiah Thomas, otro grandísimo jugador contemporáneo del 6 veces campeón con Chicago Bulls.
Thomas hundió primero con su desastrosa gestión la que era entonces la principal liga menor, la CBA, y luego pasó como un ciclón por los Knicks, desarbolando por completo a la franquicia neoyorquina, de la que terminó saliendo en 2008 en medio de la polémica y ante el clamor de los aficionados que pedían su dimisión y pese a la amistad personal que le unía y le une al dueño del equipo, Jim Dolan. Una amistad que amenaza con ser causa de su retorno al Madison el día menos pensado y un ejemplo con el que Jordan querría evitar ser identificado.