Tremendo último cuarto el vivido en un Chesapeake Energy Arena teñido de una grada blanquiazul que vibró con la casi remontada de su equipo. Al final, la remontada murió en la orilla y Miami ganó a domicilio para empatar las Finales a 1. Esto promete emociones fuertes.
A pesar de que Miami ofreció muchas dudas en la recta final a la hora de resolver el partido, los Heat fueron superiores en la globalidad del encuentro y merecieron el triunfo, pues hicieron 3 muy buenos primeros cuartos y ganaron por 96 a 100.
James lideró la ofensiva visitante con 32 puntos, 8 rebotes, 5 asistencias y 12 de 12 en libres, y decidió el partido en los últimos segundos al anotar 2 tiros libres para poner el 96-100 en un final polémico en el que, con 96-98, Durant tiró para empatar a 98 y falló debido a que James le hizo una falta no pitada. Aunque, para ser justos, Durant había cometido su 6ª falta minutos antes en ataque sobre Battier y tampoco se pitó.
Esta vez, funcionó a las mil maravillas el big three de Miami, que sumó 72 puntos y 29 rebotes. Al gran partido de James, se sumaron los 24 tantos, 6 rebotes y 5 asistencias de Wade y los 16 puntos y 15 rebotes de Bosh, que fue por primera vez titular tras regresar de su lesión. Además, otra vez Battier brilló con 17 puntos y 5 de 7 triples. Grandes playoffs los suyos.
En OKC, 32 puntos y 4 triples de un Kevin Durant que cometió su cuarta falta en la recta final del tercer cuarto y su quinta a 10 minutos del final. Aguantó en pista con 5 y volvió a mostrar su mejor versión en el cuarto final con 16 puntos que casi remontan. Eso sí, sólo dio 1 asistencia en todo el partido.
También excelente el 'big three' de Thunder, que sumó 80 puntos. Westbrook terminó con 27 tantos, 8 rebotes y 7 asistencias y Harden, muy mejorado con respecto al primer choque, se fue a 21 puntos. Eso sí, se notó el bajón de rendimiento de secundarios como Sefolosha, Collison y Fisher. El español Ibaka hizo 7 puntos, 4 rebotes y 5 tapones en 29 minutos.
Oklahoma City 96 Miami 100 (1-1)
Los Heat se van a Miami con un gran botín tras ser el primer equipo capaz de ganar en el Chesapeake Energy Arena en los actuales playoffs, un logro que no consiguieron equipos de renombre como Mavs, Lakers o Spurs.
Fue una victoria bien trabajada y muy sufrida porque Miami no supo cerrar el partido cuando lo tuvo en su mano.
El equipo de Spoelstra empezó el encuentro defendiendo a gran nivel y puso ya tierra de por medio en el primer cuarto con un arrollador inicio que colocó un increíble 2-18 en el marcador y que llevó a los de Florida a acumular 17 puntos de ventaja (8-25) a las primeras de cambio.
Los visitantes terminaron el primer cuarto con un 15-27 a favor y alcanzaron el descanso ganando 43-55 tras una primera parte en la que frenaron el seco el juego en transición de OKC, que no pudo brillar en campo abierto. Se llegó al ecuador con 14 puntos de James y con sólo 6 de un Durant completamente controlado por el propio James, que le había defendido de forma maestra.
Ese gran inicio de partido de Miami obligó a OKC a ir siempre a remolque. Siempre dominaron el marcador los de Florida, durante los 48 minutos, pero en el último cuarto vieron las orejas al lobo tras no saber cerrar la contienda en la recta final del tercer cuarto, en la que hubo un momento puntual en la que un triple anotado hubiera puesto un 63-79 en el marcador que nunca llegó. Aún así, el tercer período acabó con un cómodo 67-78 para Miami, y con Kevin Durant en el banquillo tras cometer su cuarta falta personal. Pintaba mal la cosa para el conjunto de Scott Brooks.
Pero como el baloncesto es deporte grande, las emociones fuertes se guardaron para el final. Y nadie pudiera haberlo imaginado cuando Kevin Durant cometió su quinta falta de forma estúpida a 10:31 del final, en una zona del campo incomprensible, cuando el rebote defensivo ya era del rival. Una falta que demostraba que Durant estaba fuera del partido, con la mente en otro sitio. Eso sí, capital entonces la decisión de Scott Brook, que, con buen criterio, mantuvo a su estrella en cancha a riesgo de perderla. No fue así, muy al contrario, a partir de ahí creció Durant y con él todo su equipo.
Durant volvió a bordarlo en el cuarto final. Si en el primer partido metió 17 puntos, esta vez se fue a 16. Un triple suyo y una gran volcada apretó el marcador (74-82) a 8:20 del final. Luego vino una gran entrada de Harden y un fabuloso 2+1 de Westbrook aguantando en el aire el choque con el corpachón de LeBron, y los locales se pusieron 81-85 a 6 minutos del final. Había partido.
Kevin Durant aguantaba incólume con sus 5 faltas y Spoelstra y los suyos no encontraban la tecla para sacarle de la pista. El entrenador local guardó a Durant al ponerle en la marca de Battier mientras Harden se colocaba sobre James. Sorprendentemente, James estuvo minutos sin saber aprovechar su tremenda superioridad física sobre Harden, con Sefolosha en el banquillo. Ver para creer.
Battier se marcó un triplazo frontal increíble contra tablero y un encendido Durant respondió con otro triple... sin embargo, Miami aguantó el tirón de su rival y con una de Wade amplió a 7 su ventaja (87-94). Pero nada estaba decidido.
Durant seguía en pista a pesar de que había cometido una falta en ataque clara sobre Battier, que de haber sido pitada le hubiera acarreado la expulsión. Y con 5 faltas, Durant robó un par de balones, Miami se lió en ataque y los Thunder recortaron a 3 con un 91-94 en el luminoso a 1:47 del final. Era un tira y afloja de campeonato, nunca mejor dicho. Un tira y afloja de excepcional nivel.
Transcurridos prácticamente 11 minutos de cuarto cuarto, James seguía alargando su leyenda negra al no haber anotado ninguna canasta en juego, pero cortó por lo sano cualquier crítica cuando hizo cesta contra cristal superando la defensa de Sefolosha para poner el 91-96. Restaba 1:26. Luego, vino un jugadón de Wade con asistencia para el mate de Bosh y el luminoso se fue a un 91-98 que hizo creer en un cómodo final de partido. No fue así porque Miami volvió a fracasar a la hora de matar el encuentro.
Fueron estos, segundos vividos a 200 por hora. Con 91-98, llegó una cesta rápida de Durant, un robo de Fisher que acabó con triple del propio Durant y un error en el tiro de James. Todo sucedió como un relámpago. No dio tiempo casi a reaccionar. En un suspiro, los Thunder se habían colocado 96-98 a 12 segundos del final y con posesión para empatar o ganar el partido. No está claro si fue más sorprendente el desastre visitante, el gran acierto local en un momento tan caliente o la incapacidad de Spoelstra para detener el juego a pesar de que disponía de tiempos muertos. Garrafal error del técnico de Miami, que hasta el cuarto final había ganado la partida táctica a Brooks muy claramente.
Llegó esa jugada decisiva con 12 segundos de vida del partido. Y fue bien polémica por varios motivos. Primero, porque Oklahoma City precipitó su acción al tirar muy rápido. Segundo, porque Durant erró el tiro doble del empate a 98 debido a que James le hizo falta, que los árbitros no pitaron. Tercero, porque Miami podrá argumentar que Durant nunca debió hacer ese tiro, ya que le perdonaron su sexta falta minutos antes.
Lo cierto es que Durant falló, James logró el balón, le hicieron falta y se fue a la línea de castigo. Desde allí, con todos los ojos en él, atravesado por la presión, James ejerció de Rey y no le tembló el pulso: anotó los 2 libres, puso el 96-100 y sentenció el encuentro. Un encuentro con final loco, con un desenlace hermoso, muy hermoso.