Los últimos 9 minutos del 5º encuentro de la serie Spurs-Thunder fueron sencillamente memorables. Una oda al baloncesto protagonizada por dos equipos mayúsculos. Al final, un triple de James Harden a 28 segundos del final desequilibró la balanza.
Pero esa balanza pudo caer del lado local si Manu Ginóbili hubiera metido el triple que hubiera sellado el pase a la prórroga de ambos equipos. No pudo culminar el argentino con ese tiro decisivo una actuación más que estelar. El de Bahía Blanca demostró que es uno de los más grandes de este deporte. Fue titular y acabó con 34 puntos, 6 rebotes y 7 asistencias. Estuvo bárbaro.
De poco sirvió que el big three local anotara 72 puntos gracias a la resurrección en los últimos minutos de un gran Tim Duncan. Porque el big three visitante se fue a 70 con un James Harden crucial en los momentos finales y con un Kevin Durant que metió 22 de sus 27 puntos en la segunda mitad.
El baloncesto es ese deporte maravillosamente loco que puede deparar las emociones más fuertes. Ese látigo emocional golpea ahora las espaldas de San Antonio, un equipo que fue capaz de ganar 20 encuentros al hilo y que cuando estaba 2-0 en las Finales del Oeste ha perdido 3 compromisos seguidos para quedar varado contra las cuerdas.
OKC está demostrando un carácter indomable que va mucho más allá de lo esperado en una plantilla con estrellas tan jóvenes. Ganar 3 encuentros seguidos a Spurs y remontar un 2-0 es todo un hito. El equipo de Brooks tiene pie y medio en las Finales de la NBA. Pero cuidado, enfrente de los Thunder hay un equipo herido al que no le falta orgullo. Un equipo campeón que no se va a rendir fácilmente.
San Antonio 103 Oklahoma City 108 (2-3)
Increíble, pero cierto. Los Spurs han pasado del todo a la nada en un abrir y cerrar de ojos. El castillo que construyeron concienzudamente en 50 días de vino y rosas que se saldaron con 20 triunfos consecutivos, se desmorona ahora. En apenas 96 horas, los texanos han perdido 3 encuentros. En el momento más inoportuno.
La victoria de OKC a domicilio en el quinto juego de la serie tiene toda la pinta de ser un punto de inflexión. El rostro de Tim Duncan en la banda en los últimos segundos del encuentro lo decía todo. Esa expresión venía a mostrar lo trascendental de la situación vivida hace una hora en el AT & T Center. Los Thunder se colocan 3-2 y tendrán el miércoles un match ball en su propio pabellón. Esto está para que se salten todos los marcapasos. Abstenerse corazones débiles.
Los Spurs perdieron, pero vendieron cara su derrota. Una derrota que a falta de 9 minutos para el final parecía medio hecha. Los Thunder habían trabajado muy bien el partido y, tras ganar por exiguas diferencias los 3 primeros parciales, se habían colocado 79-91 en el marcador a falta de esos 9 minutos. La cosa pintaba bien para los de Oklahoma. Sin embargo, no todo estaba dicho, y esos 9 minutos finales fueron un ejemplo de por qué este deporte es tan grande. Para repasarlos en vídeo.
Porque San Antonio no se rindió. Manu Ginóbili, el mejor jugador del partido, colosal minuto a minuto, un gigante, se empeñaba en no arrojar la toalla. Por entonces, ya llevaba 30 puntos en el partido y ejercía de base en minutos de descanso para Parker. Así, asistió al triple de Stephen Jackson y al 2+1 de Tim Duncan que empezó ahí su resurrección particular. Y los locales se colocaron 88-95 a menos de 6 minutos del final. Todavía había partido.
Todos estos minutos de sinfonía baloncestística de ambos equipos fueron un vaivén continuo. Un ahora parece decidido, ahora parece competido; ahora me voy, ahora te atrapo.
Sin ir más lejos, tras ponerse 88-95 los Spurs e infundir esperanzas a su afición, llegaron las rebajas locales al paso de un tapón de Ibaka a Ginóbili seguido de un 3+1 de James Harden. Vuelta a empezar: 88-101, algo más de 5 minutos para el final y Harden aparentando cerrar el partido. No fue así.
En el momento más delicado, 2 jugadores representaron papeles opuestos sobre el escenario. El bueno de la película vino a ser Tim Duncan y el malo le tocó a un Russell Westbrook que hasta entonces había hecho un gran partido.
Westbrook vivió su particular vía crucis en apenas unos minutos. Perdió 3 balones en un suspiro. Primero, se resbaló para hacer pasos; luego, sacó malamente el codo e hizo falta personal en ataque a Parker; y para rizar el rizo, erró el cálculo al recibir un pase de banda y cometió campo atrás. ¡Minutos horribilis de RW!. Y no fue baladí ese atasco ofensivo de OKC con su base metido en fregados inexplicables, ya que ese atasco insufló vida a un equipo local inasequible al desaliento.
Porque en ese momento de fortaleza defensiva, con Leonard ahogando a Durant, y de debilidad ofensiva visitante, surgió Duncan y con 6 puntos, aderezados con un triple de Jackson y 2 libres de Ginóbili, fabricó un parcial de 11-0 para apretar el marcador hasta límites insospechados: 99-101 a 1:54 del final. La grada rugía. Y Scott Brooks echaba humo en la banda. No era para menos.
Una canasta de Duncan posteando a Harden de espaldas a la canasta situó otra vez a Spurs en la gran cercanía (101-103) y entonces fue cuando el propio Harden decidió por segunda vez el partido, pero esta vez de verdad. Si aquel 3+1 conseguido a más de 5 minutos del final no había logrado aplacar los ánimos de San Antonio, el triple que enchufó con 28 segundos por jugar sí que rompió a los de Popovich, porque puso a OKC 101-106.
Pero tampoco ahí se rindieron los Spurs. El partido adquiría un tono épico. Ginóbili anotaba una penetración para irse a los 34 puntos y con 103-106 los Spurs diseñaban un 2+1 de libro en la esquina de la cancha que dejó a Durant sin líneas de pase. Su entrega acabó en balón dividido y dos fieras defensivas, Sefolosha y Leonard, pelearon por él. La duda de quién había tocado finalmente el balón antes de que saliera a la banda se apoderó de todos, los árbitros tiraron de vídeo y el suspense fue máximo. Balón para Spurs con 103-106 en el marcador y 14 segundos por jugar. Por enésima vez, había partido, por enésima vez resurgían los locales.
Sin embargo, el mejor jugador no pudo refrendar su gran actuación y el triple complicado de Ginóbili en un tuya-mía con Duncan no entró. El partido era para OKC con 70 puntos de su trío estelar. Durant acababa con 27 puntos y 3 robos, Westbrook con 23 tantos, 12 asistencias y 4 recuperaciones -y 9 de 24 en el tiro- y Harden añadía 20 puntos y la cesta más importante del partido. Además, Perkins capturaba 10 rebotes y Daequan Cook anotaba 8 puntos sin fallo en 4 minutos. El español Ibaka jugó sólo 20 minutos para hacer 9 tantos, 5 rebotes y 2 tapones.
San Antonio, al que se le fueron buena parte de sus aspiraciones en las 21 pérdidas de balón que sufrió el equipo, tuvo como sumo sacerdote a un Manu Ginóbili en estado de gracia.
Ginóbili fue titular en lugar de Danny Green, que fue el gran damnificado al sólo jugar 4 minutos. El argentino lo bordó en sus 38 minutos de juego para acabar con 34 puntos, 6 rebotes, 7 asistencias y 5 triples de 10 intentos. Colosal. Tony Parker hizo 20 puntos y Duncan se fue a 18 con 12 rebotes tras un gran final de encuentro. Además, muy bien Stephen Jackson con 13 tantos y brillante Leonard en defensa, además de capturar 10 rebotes en la más dura derrota de su equipo. Un equipo, que, visto este partido, no se rendirá fácilmente.