La recuperación de Chris Bosh no marcha mal, pero su regreso a las pistas aún no parece claro. El jugador texano de Miami Heat entrenó ayer viernes con el resto de sus compañeros en la sesión matinal que tuvieron a las órdenes de Spoelstra. Es un paso de cara a dejar atrás la dolencia que le ha dejado fuera de las canchas: una distensión muscular en la parte baja del abdomen.
Sin embargo, no está nada claro si podrá jugar o no el cuarto partido de las Finales del Este que enfrentan a Miami con Boston Celtics.
Tras el entrenamiento, el técnico de los Heat, Erik Spoelstra, se mostró cauto y poco revelador ante las preguntas de los periodistas. El entrenador de Miami dijo que la situación del jugador sería revaluada y que no se sabía aún si podría tomar parte en el próximo partido de la serie contra Boston.
Bosh se lesionó en el primer encuentro de la segunda ronda de playoffs, serie que enfrentó a Miami contra Indiana, y desde entonces la ausencia de una amenaza ofensiva creíble del equipo desde posiciones cercanas al aro es un hecho, por mucho que el propio Bosh sea un jugador más propenso a moverse a 4 metros del aro. Su baja, está claro, desequilibra al equipo.
El jugador, nacido en Dallas hace 28 años, ha promediado 14,7 puntos y 6,8 rebotes en los 6 encuentros de postemporada que ha disputado, números que están bastante por debajo de los que presentó en la temporada regular, si bien es verdad que en su último partido, en el que se lesionó, sólo pudo disputar 16 minutos.