Las complicaciones derivadas de un agresivo cáncer hematológico han acabado a los 78 años con la vida de Jack Twyman, uno de los más importantes jugadores de la NBA en sus primeros tiempos y protagonista, muy a su pesar, de una de sus más trágicas historias.
Twyman, que podía jugar como alero o ala-pívot, fue una estrella en los Royals de finales de los 50 y principios de los 60, primero en Rochester y luego en Cincinnati. 6 veces elegido para el All-Star, llegó a promediar más de 30 puntos por temporada, méritos todos ellos que le llevaron a ingresar en el Salón de la Fama del baloncesto en 1983.
A él le hubiera correspondido en la temporada 1959-60 el honor de ser el primer jugador de la NBA en promediar más de 30 puntos en una temporada (31,2) si no se hubiera cruzado en su camino con Wilt Chamberlain, que aquel mismo año promedió 37,6, en su temporada de novato, y se mantendría por encima de los 33 en las 6 siguientes campañas.
Tras su retirada, ejerció entre otras labores de comentarista en partidos de la NBA hasta su jubilación y en la misma Cincinatti a la que siempre estuvo ligado, como jugador NBA y jugador universitario, ha fallecido hoy, rodeado de su familia.
Compañero del malogrado Maurice Stokes
Méritos deportivos aparte, la historia de Twyman estará siempre ligada a la del malogrado Maurice Stokes, amigo y compañero suyo en los Royals, un jugador portentoso, lleno de talento, destinado, a juicio de muchos, a rivalizar por el máximo estrellato de la liga durante muchos años.
Su magnífica proyección se truncó bruscamente en 1958, durante su tercer año en la NBA, cuando se golpeó la cabeza contra el suelo en una mala caída durante el partido que cerraba la temporada. Perdió el conocimiento, aunque luego se recuperó e incluso siguió jugando. Pero 3 días después, Stokes, sin haber cumplido los 25 años, sufrió, como consecuencia del golpe, una hemorragia cerebral que le dejó en coma y con medio cuerpo paralizado de por vida.
Eran otros tiempos en la NBA, una liga modesta en la que los jugadores en el mejor de los casos se limitaban a ganar sueldos decentes, muy lejos de los millonarios salarios actuales. Stokes hubiera quedado completamente desvalido, dada la falta de recursos de su familia, de no haber estado allí Twyman.
Twyman fue quien se hizo cargo de él, se convirtió en su tutor legal, peleó para que recibiera los mejores cuidados médicos posibles poniendo dinero de su bolsillo y llegó a organizar un partido de exhibición para recaudar fondos para su compañero. Un encuentro benéfico que se convertiría en tradición desde entonces y últimamente reconvertido en torneo de golf para ex jugadores ante las restricciones de la NBA para los jugadores en activo pudieran participar en el amistoso baloncestístico.
Stokes no llegó a recuperarse y murió en 1970, con 36 años. Su trágica historia y la de su amigo y cuidador ahora fallecido fueron llevadas al cine por Daniel Mann en 1973 bajo el título de “Maurie”.