Wilt Chamberlain anotó 100 puntos el 2 de marzo de 1962. De aquella proeza queda la retransmisión radiofónica del partido y algunas viejas fotografías, una de las cuales ha pasado a la historia. En ella se ve al jugador sosteniendo un papel grande en el que se inscribe un 100. Cifra mágica en la historia del baloncesto.
Ese 100 tan redondo sobre un papel en blanco no puede ser más austero. Se trata de una imagen casi ascética, un ejercicio de síntesis abrumador. Desde aquel ejercicio de concreción en forma de fotografía han pasado 50 años. Otro número redondo que obliga al recuerdo.
El que el encuentro no fuera retransmitido por televisión le concede a la hazaña un halo aún más legendario y obliga a que la imaginación eche a andar al referirse al mismo. También lo hace el que sólo acudieran algo más de 4.000 personas al pabellón de Hershey donde el equipo local, el de Chamberlain, los Philadelphia Warriors, derrotó a New York Knicks por 169-147. Porque sí, ese centenar de puntos legendarios se los endosó Chamberlain a los Knicks.
Para los supersticiosos, decir que el gigante de Filadelfia jugaba con el número 13. Para los amantes de la estadística, señalar que se fue con 41 puntos al descanso y que metió 59 en la segunda parte, 31 de ellos en el último cuarto. Sus series de lanzamientos: 36 de 63 tiros de campo, todos de 2 porque entonces no había triple, y un increíble 28 de 32 en libres. Increíble porque Chamberlain no se caracterizaba precisamente por su acierto desde la línea de castigo. Jugó los 48 minutos del partido íntegros.
Eran otros tiempos
Esta hazaña deportiva se antoja irrepetible en nuestros días. Pero también hay que saber situarla en su justa medida al analizar el marco en el que se produjo. Hay que pensar que los 2,16 de Chamberlain por aquellos días suponían una superioridad física tremenda con respecto a sus rivales y que las defensas, en líneas generales, no tenían nada que ver con las actuales. Buena prueba de que eran otros tiempos es que Chamberlain terminó aquella temporada promediando 50,4 puntos y 25,7 rebotes por partido. Pensada esa estadística en la actualidad parece una broma.
Lo más cerca que un jugador de la NBA se ha quedado del récord de Chamberlain fueron los 81 puntos anotados hace unos años por Kobe Bryant. Ocurrió en 2006 en un partido entre Lakers y Raptors. Fue la noche mágica de Kobe. Y, todo hay que decirlo, esos 81 puntos de Bryant, aunque tuvo la ventaja de contar con el triple, suenan a verdadero récord porque tienen un valor, por mucho que pueda molestar a algunos, superior a los 100 del gran Chamberlain.
Chamberlain ha sido uno de los más grandes de la historia del baloncesto. Uno de sus 72 récords es éste, el de los 100 puntos, número redondo. Sin embargo, en la vida, Chamberlain no pudo alcanzar otra cifra redonda, el año 2000. Se nos fue poco antes de esa fecha mítica, en 1999. Entonces, se fue el hombre, pero el deportista y su leyenda siguen vivos. No hay mejor ejemplo de ello que este 2 de marzo de 2012 en el que Chamberlain y su hazaña copan todas las portadas. No es para menos.