Miles de personas acudieron en San Juan de Puerto Rico a dar la bienvenida a un José Juan Barea deseoso de celebrar con los suyos el recién obtenido título de campeón de la NBA. El de Mayagüez disfrutó de su propio desfile triunfal ante sus paisanos.
Familiares, autoridades de la isla, con el gobernador Luis Fortuño a la cabeza, y un buen número de aficionados esperaban en el aeropuerto internacional de la capital puertorriqueña la llegada del héroe local, que se produjo finalmente en torno a las 2 de la tarde.
A continuación, el armador de los Mavs se subió a un autobús descubierto sobre el que realizó un largo recorrido de más de 2 horas hasta llegar a la sede del Comité Olímpico de Puerto Rico (COPUR). Con la bandera de Puerto Rico en sus manos y rodeado de otros vehículos, Barea saludó a todos y recibió las muestras de cariño de muchos de sus compatriotas que, pese al calor, no dudaron en salir a la calle para aclamarle.
Sobre las 5 de la tarde, un Barea sudoroso y sonriente dirigió unas palabras a los medios, personalidades y aficionados congregados en la sede del COPUR.
Quiere seguir en Dallas
El canastero boricua quiso agradecer todo el apoyo recibido de sus compatriotas. “En la serie de Miami, todos mis amigos de Puerto Rico me decían: Puerto Rico se está volviendo loco. Y yo me metía en Internet a chequearlos. Solo allá en mi cuarto se me paraban los pelos cuando veía los vídeos del apoyo en Puerto Rico”, afirmó.
“Este es mi mejor año”, aseguró el mayagüezano, “Demostré mi calidad de juego, mi consistencia. Voy a hacer todo lo posible por quedarme en Dallas, me siento cómodo y entiendo que eso es lo que Cuban quiere”.
Barea aseguró que su sueño es “jugar con el uniforme de Puerto Rico en las Olimpiadas”, que lo que más le satisfacía era que “le traigo alegría, pasión y diversión a mi pueblo boricua” y que el éxito no le va a cambiar. “Yo soy el mismo. No importa lo que pase, siempre voy a ser el mismo”, afirmó el armador.
Luego salió al balcón del edificio del COPUR y más tarde subió al escenario desde el que diversos grupos musicales amenizaban a los aficionados congregados en el exterior. Al filo de las 7 de la tarde, se despedía desde allí de todos. “Gracias a todos por compartir el día más especial de mi vida. Les espero mañana en Mayagüez”, fueron sus últimas palabras y es que sí, la celebración no para y continúa hoy en su localidad natal.