Chicago demostró anoche que aún no está preparado para el asalto al poder del mismo modo que su estrella, Derrick Rose, no está aún preparada para situarse en playoffs a la altura de un Dirk Nowitzki o un LeBron James. Por eso, la final de 2011 será la misma que la de 2006: Miami-Dallas.
Las finales del Oeste y el Este ofrecieron enormes semejanzas y en sus desenlaces parecieron calcadas. Si Dallas remontaba en los últimos minutos del quinto partido para ganar 4-1 en el Oeste, Miami hizo lo propio en el quinto enfrentamiento con Chicago y también se impuso 4-1. Y es que la palabra remontada se ha convertido en esencial en el diccionario que define lo que están siendo estos apasionantes e impredecibles Playoffs 2011.
El 'big three' y un gran trabajo defensivo catapultó a Miami a la gran final y dio la razón al controvertido movimiento registrado en el mercado de fichajes el pasado verano. Chicago tendrá que esperar.
Chicago 80 Miami 83 (1-4)
El factor cancha apenas influyó en la Final del Este. Miami pasó por encima de Chicago por la misma razón que Dallas lo hizo en relación a Oklahoma City, por su solidez a la hora de jugar los minutos finales de cada partido y por la capacidad de maniobra en esos minutos de sus estrellas, especialmente de James en el caso de los de Florida y de Nowitzki en el caso texano. Y es que tras ganar el primer partido, los Bulls han encajado un doloroso 0-4 contra Miami, un equipo enfundado en su 'big three'.
Si Chicago presumía, y con razón, de defensa, no se puede poner pero alguno al trabajo defensivo de su rival, otra vez inmensos los Heat en la retaguardia.
Pocos partidos se pueden ganar anotando 35 puntos en la segunda parte y terminando el encuentro con un 35,8% en el tiro de campo, tal y como hizo anoche Chicago en el United Center. Unos Bulls que llegaron a amasar 13 puntos de ventaja y que fueron perdiendo fuelle según perdía fuerza el juego de Luol Deng, según se hacía imprecisa la definición de Rose, según se diluía la tremenda superioridad que habían ejercido en el rebote en la primera parte y según perdían confianza conforme se acercaba la bocina final.
Se puede decir que el principio del fin se había anunciado al final del tercer cuarto, pero nadie hizo caso a las señales porque los locales fueron capaces de recomponer su figura en el cuarto período.
Ese final de tercer cuarto resultó bien interesante. Los Bulls se habían ido en el marcador y a fuerza de errores propios y alguna dudosa decisión arbitral entraron en barrena.
Primero fue la cuarta falta de un desangelado Carlos Boozer, una falta violenta e innecesaria que pudo suponer un serio riesgo para la integridad de LeBron James. Los árbitros señalaron, con toda la razón, flagrante. Y acto seguido llegaron la cuarta personal de Luol Deng y la cuarta de Noah a la que se sumó una técnica a Gibson. ¡Menuda colección de despropósitos en apenas 2 minutos!. Y el público de Chicago la emprendió contra los árbitros y contra los jugadores rivales, especialmente contra James y Bosh. Sin embargo, los Bulls sobrevivieron al despropósito y no se fueron del partido.
Cuando se fueron de verdad fue al final. Un triple de Brewer situó el 76-64 en el luminoso a falta de 3:53 para el final, una ventaja de 12 que se mantuvo hasta que quedaban algo más de 3 minutos (77-65). Ahí llegó la debacle. Parcial de 3-18, derrota en el partido, final de la serie y adiós al título.
La situación se oscureció para los de Thibodeau al mismo ritmo que surgía la luminosidad de los cuerpos y mentes de LeBron James, enorme toda la noche, y Dwyane Wade, infame durante casi todo el partido y crucial al final. Y Bosh remató desde los tiros libres.
Fue en esos 4 minutos finales donde se vio la verdadera dimensión de Wade y, especialmente, de un mayúsculo James, por un lado, y de Rose, por el otro. El joven base de Chicago parecía un pequeño velero a la deriva a punto de hacerse añicos contra el trasatlántico gobernado por James y Wade. Y se hizo añicos, ¡vamos que si se hizo añicos!.
La lección de James ante Rose cada vez que se emparejó con él en defensa fue de las que no se olvidan. Con James en su marca, Rose se hizo diminuto, por momentos insignificante. En los últimos 4 minutos, la estrella local apenas metió una canasta en juego, perdió 2 balones y erró 1 tiro libre decisivo a 26 segundos del final, cosa que no hizo Bosh, que anotó sin dudar 2 tiros libres cruciales a 16 del fin (80-83).
Ahí, llegó la definición. Atacaron los Bulls para empatar y al ataque local se le hizo de noche. Grandísima defensa colectiva de Miami y Rose intentó a la desesperada un triple para el empate que parecía imposible. Y lo fue, pues se llevó el tapón de LeBron. Un final que resultó perfecto reflejo del duelo Rose-James y del enfrentamiento Chicago-Miami.
Miami Heat fue capaz de ganar la Conferencia Este con otro partido en el que apenas se asoció en ataque. Sólo sumaron los de Spoelstra 12 asistencias. Así de pobre es el argumento colectivo del equipo en la ofensiva, aunque bien es cierto que apenas necesitan nada más teniendo a James, Wade y Bosh, que anoche sumaron 69 de los 83 puntos visitantes, 47 de los 66 lanzamientos a canasta, 27 de los 42 rebotes, 9 de esas 12 asistencias... otro escándalo. El resto pasaba por allí. Eso sí, magnífico su papel defensivo y buena primera parte de Mike Miller.
James, el mejor de Miami, acabó con 28 puntos, 11 rebotes, 6 asistencias, 3 robos y tiró bien de 3 y Bosh se fue a 20 tantos, 10 rebotes y 4 tapones. Mención aparte merece el partido de Wade, que estuvo lamentable hasta que llegó la recta final. Llegó a acumular un 1 de 8 en el tiro de campo acompañado de 9 pérdidas, pero en esa recta final metió sus 5 tiros y no perdió un solo balón. Tremendo.
En Chicago, Rose metió 25 puntos y dio 8 asistencias, pero hizo un penoso 9 de 29 en el tiro y se hundió en los momentos decisivos. Mientras, Deng, el mejor local, protagonizó una enorme primera parte y desapareció en la segunda para terminar con 18 tantos y 7 rebotes. Bien Brewer, acertado Bogans en defensa y notable la ayuda proporcionada por el 'abuelo' Kurt Thomas.
En el lado negativo, el dúo Boozer-Noah, que sumó 10 puntos. Especialmente mal Boozer: 5 puntos, 6 rebotes, 1 de 6 en el tiro y un golpe impresentable a James fruto de la frustración. La misma frustración con la que acabó el partido Chicago viendo cómo la alegría desbordaba al rival.
Chicago 80 Miami 83 (1-4) CHICAGO: Rose (25), Bogans (5), Deng (18), Boozer (5), Noah (5) -cinco inicial- Brewer (10), Korver (5), Thomas (4), Watson (3) y Gibson. |
MIAMI: Bibby, Wade (21), James (28), Bosh (20), Anthony (3) -cinco inicial- Miller (7), Chalmers (4) y Haslem. |
Parciales: 25-21, 20-17, 17-19 y 18-26. |