No merecía Al Horford despedir esta su gran temporada con una tan deficiente actuación, pero así es la vida, si no que se lo digan al maestro Phil Jackson. El caso es que Chicago pasó por encima de Atlanta en el sexto partido de la serie, se impone 4-2 y se medirá en la final oriental a Miami.
Esta vez no fue necesario ni siquiera un esfuerzo adicional de Derrick Rose, que se tomó el encuentro con cierta relajación. Lo pudo hacer porque otros compañeros tomaron la batuta del juego en la primera parte: Noah, Deng y, sobre todo, Boozer. Éste último protagonizó su mejor actuación y se convirtió en el mejor jugador del partido.
La victoria de Chicago fue rotunda -siempre fueron por delante y llegaron a dominar por 26- y se fraguó a partir de un trabajo defensivo encomiable. Porque estos Bulls defienden de verdad, son una máquina a la hora de cerrar su canasta.
Atlanta 73 Chicago 93 (2-4)
Derrick Rose vs. LeBron James. La máquina mediática ya se ha puesto en marcha una vez que esta noche quedó zanjada la cuestión: Chicago y Miami disputarán la final de la Conferencia Este. No lo duden, a algunos les importará poco que en los Heat juegue un tal Dwyane Wade.
Para que ese duelo mediático Rose-James sea posible, otra de nuestra figuras, otro jugador de habla hispana con mayúsculas, ha tenido que decir adiós a la competición. Si ya vimos desfilar a los All-Star Manu Ginóbili y Pau Gasol, esta vez le tocó el turno a nuestro tercer All-Star, Al Horford, que tuvo una despedida gris, muy gris.
Chicago fue demasiado para Atlanta en este sexto partido, se impuso con pasmosa facilidad y cerró la serie con un 4-2 que devuelve a los Bulls a los tiempos gloriosos de Michael Jordan. Ese logro se ha conseguido a base de trabajo en grupo y liderazgo arrasador de un chico llamado Rose.
Anoche, en el Philips Arena, hubo una conjunción de los astros que permitió a Rose tomarse el partido con mayor relajación en ataque: Boozer hizo su mejor partido, la defensa de Chicago funcionó al 100% y Atlanta se quedó en un momento crucial del partido (cuando aún se jugaba la primera parte) sin bases. Es cierto que fue una ausencia de bases parcial que pudo más tarde superar... pero ocurrió en el momento más inoportuno.
Porque a la baja consabida de Hinrich se sumó en pleno partido la de Teague tras darse un costalazo al caer de las alturas de muy mala manera y hacer un apoyo tipo Rondo. El equipo se estaba desangrando en esos momentos y poco ayudó el que se quedara sin base. Luego, Teague regresó a pista al estilo Rondo, pero está claro que Atlanta no es Boston, que el campo de batalla del Philips Arena aún no tiene los galones del Garden.
Con Teague o sin Teague, lo cierto es que la defensa de los Bulls ahogó ya en el primer tiempo al timorato ataque de los Hawks, que llegaron al descanso 10 abajo (35-45). En esos primeros 24 minutos, ni siquiera tuvo Chicago que exprimir la genialidad de Rose, porque el peso de la ofensiva estuvo en manos de jugadores como Boozer, Noah y Deng.
Ya en la segunda parte, todo se hizo aún más cristalino. El encuentro tuvo un dueño absoluto y ese dueño absoluto llegó a dominar por 26 puntos de diferencia para acabar ganando por 20 tras dejar al rival en unos paupérrimos 73 puntos. Defensa, defensa y defensa de la mano de un gran Thibodeau.
Los números retratan bien el partido: 36,5% de acierto en el tiro de campo de Atlanta por un 53,2 de Chicago, que sumó 34 asistencias por sólo 14 de los locales. Y es que Chicago ¡asistió 34 de sus 41 canastas!. Todo un dato. Ambos equipos estuvieron negados desde el triple y Atlanta sólo hizo 12 faltas (un poco más de dureza no les habría venido mal).
Carlos Boozer remontó el vuelo para convertirse en el hombre del partido con 23 puntos, 10 rebotes y 5 asistencias y Derrick Rose se quedó en 19 tantos y 12 asistencias tras sólo tirar 14 veces y meter 8. Además, Deng sumó 13 y robó 5 balones sin perder ninguno. Enorme, Deng en defensa.
En Atlanta, despedida triste de un Horford fuera de juego (7 puntos, 4 rebotes y 2 de 10 en el tiro), mal sin paliativos Crawford e inexistente un Marvin Williams que partió de la banca. Y es que en los Hawks sólo salvaron los muebles parcialmente Joe Johnson -19 tantos-, Josh Smith -18- y Zaza Pachulia, que recolectó 13 rebotes en 22 minutos. Adiós a Atlanta, bienvenidos a ese apasionante Chicago-Miami.