Miami Heat puso anoche la directa en su duelo de semifinal de conferencia ante Boston Celtics. Una victoria muy trabajada en el Garden, que tuvo que llegar en la prórroga, pone a los de Spoelstra 3-1. El equipo de Florida está a un paso de disputar la Final del Este.
Los visitantes fueron capaces de ganar sin asociarse lo más mínimo. Su ofensiva fue una oda a la brillantez individual de sus estrellas, un desprecio absoluto al juego colectivo, pero cuando se tienen estrellas de tal calibre esa elección puede ser, como lo fue, acertadísima.
Que los Heat despreciaron la asociación ofensiva queda constatado en los datos, tozudos y bien descriptivos del juego visitante: 10 asistencias en todo el partido. LeBron James, Dwyane Wade y Chris Bosh sumaron 85 de los 98 puntos de Miami, lanzaron 63 de los 79 tiros intentados por el conjunto de Florida, capturaron 35 de sus 45 rebotes, repartieron 7 de las 10 asistencias y los 28 tiros libres que Miami tuvo a su favor fueron lanzados íntegramente por su trío estelar. Nadie más se encaminó a la línea de tiros libres. Es decir, los demás jugadores no tocaron apenas la bola, se dedicaron al sacrificado oficio de defender y a mirar en ataque cómo resolvían sus líderes.
Boston 90 Miami 98 (1-3) (tras prórroga)
De ese modo tan suyo, los Heat se colocaron anoche a un paso de dejar en la cuneta a los finalistas de la pasada temporada, a los subcampeones de la NBA.
Un equipo subcampeón al que le pesaron varias circunstancias: tuvo un problema de envergadura en el rebote (28 a 45), se quedó bastante atrás en puntos anotados en la pintura (32-48) y, sobre todo, se desfondó en la prórroga, atascándose de mala manera en el ataque ante el poderío defensivo del rival.
Porque el poderío ofensivo, como queda dicho, se circunscribió en los visitantes a un inspiradísimo LeBron James (35 puntos, 14 rebotes y 9 de 9 en los libres), a un siempre magnífico Dwyane Wade (28 tantos y 9 rebotes) y a un muy mejorado Chris Bosh (20 puntos y 12 rebotes), que nada tuvo que ver con el Bosh del tercer partido. Esta vez, el miedo escénico del Garden no existió para el ex de Toronto, que se comió a un perdido Garnett.
Noticias en Miami, aparte de la exhibición de sus 3 faros mediáticos, pocas. Que Anthony fue titular en lugar de Ilgauskas y, especialmente, el regreso al juego de Udonis Haslem, que llevaba fuera de acción desde noviembre por una lesión. Eso sí, su vuelta resultó cuando menos surrealista: 3 minutos de juego y 2 faltas personales y 1 técnica. Al menos, volvió.
Los Celtics, otra vez con Arroyo fuera de la convocatoria, partieron de salida con Rondo, que concentró todas las miradas de inicio. Esas miradas iban dirigidas a su brazo izquierdo. Lo cierto es que cada vez que besaba la pista el Garden temblaba. No fue el partido de Rondo, discreto toda la noche, como no lo fue de Garnett (10 rebotes, pero un horrible 1 de 10 en el tiro).
Boston sobrevivió gracias al trabajo de Pierce en ataque (27 tantos y 8 rebotes), un Pierce que protagonizó en la primera mitad un espectacular duelo con James (19 y 20 puntos en el ecuador). Ray Allen despertó en la segunda parte y acabó con 17, West funcionó desde la suplencia y Green tuvo algún destello, pero sigue sin explotar en Boston.
El partido llegó tenso, emocionante y vibrante al minuto final del tiempo reglamentario. Pierce empató a 86 y James jugó para ganar, pero ejecutó su peor jugada del partido botándose el balón en el pie y perdiéndolo. Fue entonces cuando los Celtics tuvieron posesión para ganar. La pizarra de Rivers trazó el plan en la banda y la ejecución no pudo ser más pobre. Nada pareció funcionar y Pierce lanzó un mal tiro final obligado por el reloj, un tiro sobre la bocina que no entró. El partido se fue a la prórroga.
En el tiempo extra, no hubo competencia. La defensa de Miami ahogó a un ataque local que no anotó sus primeros puntos, y fueron desde el tiro libre, hasta transcurridos 3 minutos. Para entonces, casi todo estaba perdido. Un parcial de 0-7 rompió la igualdad y catapultó a los Heat, que con un palmeo de Bosh cerraron la victoria, una triunfo crucial que les acerca a su objetivo y que deja a Boston al borde de la eliminación.