La victoria anoche de los Lakers ante los Spurs se vio ensombrecida por la preocupante imagen de un Andrew Bynum que abandonó cojeando el Staples Center tras sufrir una hiperextensión en la rodilla derecha. El jugador cree que no es nada importante.
“No es demasiado grave, para ser honesto. No es grave. Me tomarán unas imágenes para asegurarnos. Estaré bien”, aseguraba el pívot a la prensa mientras se dirigía renqueante hacia su coche al acabar el partido.
La lesión se produjo tras un mal apoyo durante el segundo cuarto del encuentro al pisar sobre el pie de DeJuan Blair cuando regresaba a defender. La imagen de Bynum llevándose la mano a la rodilla dejó consternado al público del Staples Center, que se temió lo peor dados los antecedentes del jugador, un hombre básico en las aspiraciones de los californianos de renovar su condición de campeones.
Bynum será sometido hoy a una resonancia magnética y otras pruebas para comprobar el alcance del daño sufrido pero, en principio, las previsiones son optimistas y el propio Phil Jackson afirmaba anoche que espera que no se pierda más allá de un par de partidos.