Ambiente brutal en Houston para ver las semifinales de la Final Four, torneo a cuatro que culmina el March Madness. Ya tenemos finalista del campeonato de 2011: Connecticut y Butler. Habrá un jugador de origen hispano en la final, el puertorriqueño Napier, que fue decisivo anoche.
Shabazz Napier capturó el rebote crucial y anotó segundos después los 2 tiros libres que sellaban el pase de UConn a la final, eliminando a la Kentucky de Calipari. Liderados por Kemba Walker, el equipo de Jim Calhoun se impuso por 1 punto (56-55). El dominicano Eloy Vargas brilló en el rebote durante los 7 minutos que estuvo en cancha, pero no podrá jugar la final.
Anteriormente, Butler había hecho prevalecer su experiencia, la calidad de Mack y el acierto final de Howard para imponerse 70-62 a Virginia Commonwealth (VCU) dejando fuera de la final a Joey Rodríguez, jugador capital de los perdedores. Partidazo de Jamie Skeen que no sirvió para nada.
Fue una auténtica gozada ver el ambiente. El Reliant Stadium de Houston hasta los topes: ¡75.421 espectadores!. Ahí queda eso.
UConn (Huskies) 56 Kentucky (Wildcats) 55
El boricua Shabazz Napier había sido, como suele ocurrir, el suplente que más había jugado en los Huskies, pero su participación no había dejado de ser un acompañamiento a las estrellas, un complemento ideal para el buen funcionamiento del equipo. Sin embargo, al final, todos los focos se concentraron en él en unos pocos segundos. Estados Unidos le miraba y más de 75.000 espectadores sólo atendían a su figura.
Ganaba Connecticut 54-52 cuando a 18 segundos del final Napier perdió la bola, que se fue a manos de Brandon Knight, muy desafortunado toda la noche. Los Huskies perdían la oportunidad de decidir, que ahora pasaba a manos de su rival. Atacó Kentucky, pero el triple ganador de Liggins no entró y en la feroz lucha por el rebote decisivo el más hábil y listo fue Napier, que lo atrapó y recibió personal.
Faltaba 1 segundo. Había que anotar. Momento cumbre del encuentro. Y Napier selló el pase a la final anotando los 2 lanzamientos (56-52). El triple sobre la bocina de los Wildcats ya no valía nada.
Napier acabó con 4 puntos, 4 asistencias y 2 robos en 27 minutos y no estuvo especialmente fino en el tiro (1 de 7 con 0 de 4 triples), pero en el momento de la verdad se hizo grande.
Grande durante todo el partido estuvo su compañero y líder, la figura de UConn, Kemba Walker. No es que hiciera un partido de anotación sensacional, es que ofreció un partido maduro, serio, completo, al hilo de lo que precisaba su equipo: 18 puntos, 6 rebotes y 7 asistencias. No abandonó la cancha ni un segundo.
Junto a él, un gran Jeremy Lamb (12 tantos, 9 rebotes y 4 pases de canasta) y un imprescindible Alex Onakhi (8 tantos y 10 rebotes) en los tableros. Además, Roscoe Smith ayudó lo suyo, Chales Okwandu intimidó de verdad cuando estuvo en pista y el citado Napier apareció en el momento preciso. Es decir, todo en su sitio en el equipo de Calhoun, que sufrió de verdad para acceder a la final del lunes.
Los Huskies, con uno de los tanteos de partido más bajos de las Final Four de los últimos años, superaron su negada noche desde el triple (1 de 12), viviendo de su notable relación balones robados-perdidos (11-10), de su sólida defensa, que dejó al rival en un 33,9% en el tiro, y de los nervios de Kentucky desde los libres (4 de 12).
Los Wildcats sufrieron el horrible partido de Knight, que terminó con 17 tantos, 8 rebotes y 5 asistencias, pero con 7 de 23 en el tiro y la desaparición anotadora en la segunda parte del brillante Terrence Jones, que arrancó como un tiro al inicio del partido y se fue apagando (apenas tiró en la segunda mitad). Acabó con 11 puntos, 15 rebotes y 4 robos.
Doron Lamb sobresalió desde la banca con 13 puntos y el dominicano Eloy Vargas tuvo mucho más protagonismo que en partidos anteriores. En 7 minutos, se mostró inmenso en el rebote (5 con 3 ofensivos), pero nulo en la anotación. Sólo lanzó una vez y fue taponado salvajemente por Okwandu.
Butler (Bulldogs) 70 Virginia Commonwealts VCU (Rams) 62
Lo de Brad Stevens y sus Bulldogs no tiene precio. Butler, una universidad modesta, puso anoche una pica en Flandes y logró su segunda final de la NCAA consecutiva. Los Rams de Joey Rodríguez y Jamie Skeen fueron los damnificados.
La historia de Butler llenó el año pasado la vista, los oídos y los corazones de todos los aficionados al baloncesto. Pero es que en 2011, con su gran figura Gordon Hayward en Utah Jazz, vuelven a lograr, contra todo pronóstico, la hazaña de llegar a la Final Four y se meten nuevamente en la final (en 2010 perdieron ante la todopoderosa Duke).
De comienzo, VCU no se lo puso nada fácil. Joey Rodríguez impuso un ritmo demoledor, asfixiante, que perjudicaba notablemente los intereses de Butler. Además, en el camino inicial del partido, los Rams, un equipo demoledor desde el perímetro, empezaron a usar con acierto su gran arma, el triple, mientras Butler erraba triple tras triple hasta irse a un 3 de 15.
Sin embargo, poco a poco, ambas circunstancias cambiaron. La defensa de Butler logró parar el ritmo de juego de VCU y el triple se equilibró merced al acierto de los Bulldogs y su menor empecinamiento en el tiro.
Además, la salvaje superioridad de Skeen -¡qué partidazo hizo!- sobre Howard fue menguando según transcurrían los minutos. Aunque Skeen fuera, sin duda, el mejor del partido junto a Shelvin Mack.
El dominio del rebote, el haber ido el doble de veces a la línea de personal (26 por 13) y su mayor experiencia en los minutos finales dieron la victoria a Butler, que en los 5 últimos minutos se impuso a base de recuerdo, el recuerdo cercano de haber disputado ya una Final Four.
Shelvin Mack lideró a los ganadores con 24 puntos, 6 rebotes y 5 triples de 6 intentos y el senior Matt Howard -al que le falta físico y le sobra IQ- terminó decidiendo el partido pese a completar una roma noche desde el triple (0 de 5). Acabó Howard con 17 puntos y 8 rebotes, pero metiendo los 4 puntos y capturando los 2 rebotes decisivos al final en dos jugadas que abrieron la brecha en el marcador.
Pero lo bueno de Butler es que tuvo un buen número de hombres -Vanzant, Hahn, Marshall- que ejercieron de secundarios de lujo. Fue su trabajo el que dio cohesión al conjunto.
En VCU, magnífico Jamie Skeen, autor de 27 puntos, 6 rebotes y 3 triples y notable Bradford Burgess, que logró 15 tantos, 9 rebotes y 4 de 7 triples. Pero los suplentes no funcionaron y, entre ellos, destacó la poca colaboración en la ofensiva de Rozzell.
En cuanto al puertorriqueño Joey Rodríguez, su rendimiento fue agridulce. El menudo armador boricua fue el que más minutos jugó en su equipo -38- y estuvo muy bien en la dirección. Dio 8 asistencias, manejó bien el tempo de juego, su visión resultó clave para que su equipo estuviera en el partido, pero tuvo una mala noche de cara al aro (1 de 8) que se tradujo en 3 puntos anotados.