Manu Ginóbili volvió a dejarnos una de esas actuaciones imperecederas tan propias de su genio. La víctima fue Memphis esta vez. El argentino anotó 18 puntos en un formidable último cuarto en el que los Spurs lograron desequilibrar la balanza. Manu concluyó el choque con 35 tantos.
La exhibición del escolta de Bahía Blanca maravilló a todos y el AT & T Center se rindió a sus pies. Peor les fueron las cosas a los otros dos hispanos del partido: Marc Gasol hizo 6 puntos y tiró muy mal, reboteó discretamente, pero en el lado positivo repartió 7 asistencias y Greivis Vásquez ni siquiera jugó, embutido desgraciadamente en su nuevo rol de tercer base del equipo. Aunque peor le fue al base local Tony Parker, que en el segundo cuarto tuvo que abandonar el partido lesionado.
En Portland, victoria holgada de Atlanta ante unos Blazers que recuperaron casi todo su teórico poderío con la vuelta de Camby, la incorporación de Wallace y la consolidación de Roy. Pero fue precisamente ese éxito participativo el que hundió a un equipo que estaba funcionando, ya que obligó a McMillan a cambiar la rotación. El resultado fue un desastre, Atlanta fue muy superior y dominó a placer. Ni el local Rudy Fernández, ni el visitante Al Horford tuvieron su día.
El que sí lo tuvo y ya van... fue Kevin Love, que logró su 46 doble doble consecutivo y lo hizo a lo grande: 37 puntos y 23 rebotes. Su contribución al triunfo de Minnesota sobre los Warriors fue brutal.
San Antonio 95 Memphis 88
Ginóbili, Ginóbili y Ginóbili. A eso se reduce en sentido extremo el partido que disputaron anoche en San Antonio los Spurs y los Grizzlies. Porque el argentino apuntilló con su juego insuperable al conjunto de Gasol y Vásquez, que tras un horrible inicio fue recuperando su buena imagen según avanzaba el partido. Con lo que no contaban los visitantes era con el huracán Ginóbili que llevó a los Spurs a su vigésimo primera victoria consecutiva en casa, empatando el récord de la franquicia.
El argentino fue la gran estrella del encuentro. Anotó 35 puntos, que acompañó con 8 asistencias, 6 rebotes, 2 robos de balón y 1 tapón. Fueron 36 minutos de juego memorables en los que lanzó 22 veces en juego dinámico y 16 tiros libres. Pero lo mejor fue que el escolta bahiense hizo 18 de sus 35 puntos, más de la mitad, en el último y decisivo cuarto, anotando 8 en los últimos 75 segundos del encuentro. Lo suyo fue matador. Y es que tuvo que multiplicarse a partir de que en el segundo cuarto desapareciera del juego por una lesión Tony Parker.
El partido había arrancado de forma bárbara para los intereses locales. El primer cuarto acabó 26-16 a favor de San Antonio y en el segundo período los de Popovich arrasaron a los de Lionel Hollins hasta colocarse 20 arriba con 3 tiros libres anotados por Hill (41-21 a 4:54 del descanso). Fue ahí cuando los Grizzlies, después de tocar fondo, se rehicieron y demostraron por qué son un equipo que lucha por playoffs en el Oeste y con un parcial de 2-14 se plantaron en el descanso con un llevadero 43-35 en su contra.
Se llegaba al descanso con dominio local y 2 jugadas fuera de lo común registradas en esos primeros 24 minutos.
La primera fue la humillación sufrida por Zach Randolph cuando ¡¡¡recibió 4 tapones en una misma jugada!!!. Los primeros 3 tapones consecutivos en apenas un par de segundos se los colocó Tim Duncan en una de las mejores jugadas defensivas del año y cuando Randolph parecía haberse librado de la pesadilla vino Blair y le colocó el cuarto. Para meterse debajo de tierra. Tremendo.
La segunda tuvo una consecuencia más lamentable, pues obligó a que uno de los colegiados, Tommy Núñez, no pudiera terminar el encuentro. Y es que el visitante Tony Allen en pleno contraataque se lo llevó salvajemente -sin querer, por supuesto- por delante. Permaneció el colegiado varios minutos tendido en el suelo y siguió arbitrando de forma estoica hasta el descanso, pero ya no volvió a salir a la pista cuando se reanudó el encuentro en el tercer cuarto.
Volviendo al desarrollo del choque, Memphis no se conformó con su remontada del segundo cuarto y extendió su recuperación al tercero hasta plantarse al inicio del último cuarto 4 puntos arriba (59-63) tras lograr un parcial de 16-28 en el tercer acto.
Y cuando los integrantes de los Grizzlies se las prometían más felices, apareció un dios de la cancha llamado Ginóbili, jugador omnipresente en el último cuarto, jugador que guió el desenlace del partido con mano firme al lograr 18 puntos en los últimos 12 minutos, ¡8 en los 75 segundos finales, 6 de ellos desde el tiro libre!.
No corrieron la misma suerte los otros hispanos del choque. Greivis Vásquez no jugó y Marc Gasol aportó sólo 6 puntos y 6 rebotes con 1 de 7 en el tiro. Eso sí, como es inteligente se propuso ayudar a los suyos de otras maneras y dio 7 asistencias.
En los Spurs, además de los 35 de Ginóbili, el mejor con diferencia, los suplentes Hill y Bonner encestaron 14 cada uno y Duncan sumó 12 con 8 rebotes y 5 tapones (3 de ellos los que le metió a Randolph de forma consecutiva).
En Memphis, 24 puntos, 17 rebotes y 5 asistencias de Randolph. Pero no fue oro todo lo que relució en Randolph, que terminó con un penoso 7 de 24 en el tiro y recibió 7 tapones a lo largo de la noche. Conley, por su parte, hizo 19 puntos.
Portland 83 Atlanta 90
Existe una máxima no escrita que dice que no hay que tocar algo que funciona bien, o al menos no hay que hacerlo de forma significativa. Si acaso pequeños retoques sin demasiada trascendencia. Parece que esa máxima (también deportiva) nunca ha llegado a Nate McMillan visto su proceder ante los Hawks.
Porque el resultado final es totalmente engañoso. Atlanta arrasó a Portland y el resultado que hubiera reflejado la diferencia entre unos y otros debería haberse situado en los 20 puntos, la distancia más o menos que separaba a ambos al final del tercer cuarto. Porque los últimos 12 minutos fueron puro maquillaje.
Por fin los Blazers tenían a casi toda su artillería: recuperaban a Camby, incorporaban a Gerald Wallace y consolidaban a Roy. Se las prometían muy felices, pero murieron de éxito. Porque ese éxito participativo, ese lleno en la rotación, obligó a McMillan a cambiar sus hábitos de las últimas semanas, que tan bien habían funcionado en los Blazers. Perdió fuerza Aldridge, se sintió raro, y eso que jugó mucho, Matthews, Rudy Fernández vio caer sus minutos y se perdió en la vorágine... y el equipo en ataque fue un desastre.
Baste decir que Portland alcanzó el descanso por debajo del 38% de acierto en el tiro y habiendo anotado sólo 1 triple y 1 tiro libre y baste comprobar que el equipo sumó sólo 49 puntos en los tres primeros cuartos (49-68 para los visitantes). Un auténtico caos, como caótica fue la rotación de McMillan, que tendrá que ajustar su visión ante tal avalancha de integrantes en una plantilla que ha estado semidesierta en los últimos tiempos.
Al otro lado, un equipo sin Bibby, pero con Hinrich, que debutó haciendo 8 puntos en 29 minutos. Un equipo muy serio que defendió espectacularmente tirando de físico y que sobrevivió sobrado a sus 24 pérdidas de balón y al mal partido de Al Horford, que ya empezó con problemas al cometer 2 faltas en los primeros 4 minutos de juego y que no levantó cabeza: 6 puntos y 4 rebotes en 25 minutos.
Las estrellas esta vez fueron los exteriores. Jamal Crawford logró 23 puntos y 4 triples y Joe Johnson se fue a 22. Además, Josh Smith sumó 14 con 11 rebotes, 4 pases de canasta y 3 robos.
En Porland, Camby jugó 20 minutos improductivos, Roy alcanzó los 18 minutos de juego con más pena que gloria y Wallace sumó 29 estando aún desubicado dentro de los sistemas de McMillan. Tampoco fue el mejor partido de Aldridge (19 puntos y 8 rebotes tras un gran susto en la primera parte). Matthews tampoco estuvo cómodo, y eso que jugó bastante. Y Rudy perdió minutos y acabó con 5 puntos, 3 asistencias y 3 robos tras fallar sus 5 intentos triples. El único que pareció no alterarse fue Andre Miller, autor de 20 puntos.
Derrota local ante un equipo superior -se vio a Hinrich bien integrado- que defendió mucho. Y pudo ser peor, porque Camby cada vez que le cambiaban se ponía hielo en su maltrecha rodilla y Aldridge dio el susto de la noche al irse a vestuarios antes de que acabara el segundo cuarto aquejado de un problema también en la rodilla. Y es que las rodillas están matando el proyecto Blazer.
Minnesota 126 Golden State 123
Un tercer cuarto sensacional concluido con un parcial de 35 a 16 dejó a los Wolves muy bien situados para ganar (104-89 al término del tercer acto), pero al final se complicaron las cosas aunque no llegara la sangre al río.
Partido loco, ofensivo al máximo, con ambos equipos lanzando casi 100 tiros, con 25 triples anotados -12 locales y 13 visitantes- y con un dato clave: Minnesota capturó 61 rebotes por 40 de su rival que en su propio aro sufrió de lo lindo (26 a 25). Y fue ahí donde Love fue el rey, bueno, ahí y en todo lo demás, porque el jugador de Minnesota acabó con 37 puntos, 23 rebotes y un 18 de 23 en tiros libres. Su perfecto escudero fue Beasley con 25 tantos y 9 rebotes.
En los Warriors, 33 tantos, 11 rebotes y 5 triples de Curry, 26 sin cortarse desde el triple -4 de 12- de Dorell Wright y 20 de Lee y Ellis, el primero acompañados por 10 rebotes y el segundo por 8 asistencias y 6 robos.